martes, 24 de septiembre de 2013

La vuelta de un musical histórico

EXTRA!

Mejoras considerables y algún que otro desliz. Así podría definirse la vuelta de 'Hoy no me puedo levantar' a la Gran Vía madrileña. Así, al menos, para el que en su día fue un férreo seguidor del espectáculo musical con el que se acercó a un género que hoy ama y que, por ello, es más exigente con lo que ve en escena, sobre todo por sinceridad con el público que llega a pagar 80 euros para ver el montaje desde el patio de butacas.

El estreno de 'Hoy no me puedo levantar' en abril de 2005 supuso una revolución en el mercado del teatro musical en España, llegando a ser visto por más de 2.500.000 personas a lo largo de las cuatro temporadas que estuvo en Madrid, junto a otras dos en Barcelona y dos años más de gira. Cinco años más tarde de su despedida, con peticiones constantes de los fanáticos de la historia de Mario, María y Colate, el musical ha regresado a Madrid con la intención de quedarse el tiempo que haga falta.

La historia se sitúa a principios de los años 80, cuando Mario y Colate deciden dejar atrás su pueblo para viajar a Madrid persiguiendo el sueño de montar un grupo con el que triunfar en el mundo de la música. Las dificultades, los sentimientos contradictorios y las sorpresas no tardarán en aparecer.

La nueva lectura del musical de Mecano no va a decepcionar a nadie por tres factores: la interpretación sobresaliente de Adrián Lastra, el conocimiento por parte del público de la mayoría de las canciones y el trabajo audiovisual que se ha llevado a cabo, impactante y nunca antes visto en España. Aunque a algunos números les sentaba bien el escenario vacío y la voz desnuda del actor, la vuelta que se la ha dado a la parte visual es una auténtica barbaridad. La apertura del espectáculo y las proyecciones en 'Perdido en mi habitación' configuran los dos momentos más potentes a nivel escenográfico.


Sin embargo, entre los deslices que mencionábamos al principio, se encuentran la frialdad de Andrea Guasch en el papel de María y la dulzura característica de Daniel Diges en la piel de un canalla, algo que en su día podía pasarse por alto en la versión infantil del musical ('En tu fiesta me colé'), pero que en el montaje principal resulta fallido, no por voz – de lo que Diges va muy sobrado -, sino por falta de credibilidad. El ejemplo contrario es el de Canco Rodríguez y Ana Polvorosa, que siguen en el mismo registro que en 'Aída', con dos papeles que parecen diseñados a medida. Cuando se atreve a cantar, Ana Polvorosa sorprende. Se notan los ensayos.

Respecto a la trama, seguimos ante una historia sin demasiadas vueltas de tuerca con chistes fáciles que muchos ríen y que a otros tantos abochornan. Se ha retocado el texto para 'suavizar' determinadas escenas y es algo que se agradece. Más familiar que en su versión original pero con un desenlace igual de oscuro, la producción da un vuelco al drama tras una primera parte más blanca.

El cuerpo de baile lleva a cabo un trabajo asombroso, con coreografías de estilos diferentes que se han preparado con importantes profesionales de la danza, como Chevi Muraday. Lo que no gusta tanto es que la música esté a tal volumen que las voces de los actores no destaquen como deberían, algo que no se entiende cuando el elenco principal cuenta con sobradas dotes vocales. En ocasiones resulta imposible entender la letra de la canción, con los coros mucho más claros que la voz de los protagonistas (¿?). Confiamos en que, con el paso de las funciones, este aspecto mejore.

Emocionante, divertido y con una puesta en escena preciosa, el espectáculo cuenta con aciertos que ponen la balanza de su parte. Los temas de Mecano resuenan de nuevo en la Gran Vía con algunos de los mejores actores de musicales del país. Aunque en la acera de enfrente el rugido del león acecha, no parece que eso vaya a ser un problema para que cada función comience con el Teatro Coliseum hasta los topes.

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