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viernes, 27 de diciembre de 2013

Dos horas intensas de circo y terror

EXTRA!

'El Circo de los Horrores' está de vuelta en Madrid con un éxito que ya dura seis años y que han disfrutado más de dos millones de espectadores. El espectáculo de Suso Silva instala su habitual carpa negra en el escenario de Puerta del Ángel hasta el próximo 12 de enero. Un montaje aterrador que reinventa la fórmula del circo atrayendo a público de todas las edades.

Jesús Silva Gonzalez, más conocido como Suso Clown, es el padre de esta terrorífica compañía. Ganador del Premio Nacional de Circo en 2003, se empeñó en resucitar un circo que estaba en decadencia, inspirándose para ello en la introducción de personajes clásicos de cintas de terror como 'Nosferatu', 'La momia' o 'El exorcista'.

Teatro, circo y cabaret se mezclan así en un montaje que arranca bajo el sonido de la lluvia y un intenso olor a tierra mojada. Nosferatu, protagonista y narrador del espectáculo, presume de un humor grotesco ante el público que se atreve a visitar la carpa de la Casa de Campo.

La trama se desarrolla en un antiguo cementerio gótico abandonado que data de finales del siglo XIX. Personajes macabros de todo tipo representan allí, entre gárgolas y lápidas mohosas, números multidisciplinares. A lo lejos se oyen los silbatos de un tren que transporta a un singular personaje que se baja en la estación equivocada, donde será muy bien recibido tras una densa niebla y temibles aullidos.

Aunque con un envoltorio terrorífico, lo cierto es que 'El Circo de los Horrores' no deja de ser un circo, por lo que en la representación no faltan contorsionistas, payasos, acróbatas, malabaristas y magos. Profesionales circenses que no defraudan al público por la espectacularidad de los números que llevan a cabo.

El espectador se encuentra bajo la carpa con personajes que interactúan constantemente con él, hasta el punto de hacerle compartir el mismo escenario y formar parte de alguno de los números de la representación. Un montaje activo donde no hay miedo más intenso que aquel que no se ve pero se intuye, algo que sucede infinidad de veces durante las dos horas que dura el show.

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