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viernes, 17 de enero de 2014

El lado más salvaje de Scorsese

EXTRA!

Intrépida, hilarante, eléctrica, embaucadora, pero, sobre todo, excesiva en todos los sentidos. Así es el nuevo trabajo del famoso director estadounidense Martin Scorsese, 'El lobo de Wall Street', que llega a los cines españoles rodeado de una especial controversia. Y es que si ya de por sí la cinta, nominada a cinco Oscar - incluyendo mejor película y dirección -, iba a adquirir renombre, su historia repleta de exuberancias y la polémica suscitada por las desavenencias entre Universal Pictures en España, Cinesa y Kinépolis hará que su popularidad alcance niveles insospechados.

Calificativos como machista, irreal, predecible o demasiado extensa (179 minutos) retumban aumentando aún más su fama, pero lo que es más importante, a nadie deja indiferente. Su protagonista, Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio) es un broker que se abre paso en Wall Street, sin apenas conciencia, creando un negocio multimillonario de fraudes con su compañero Donnie (Jonah Hill). Debido a su adicción a las drogas, el sexo y, sobre todo, el dinero, su vida se convierte en una locura desenfrenada llena de adrenalina y excentricidades. Por supuesto, si su ascenso en el mundo de la especulación es extraordinario, su caída no iba a ser para menos. La cinta se basa en las memorias del ex-corredor de bolsa Jordan Belfort, quien se enriqueció de forma ilegal durante la década de los 80.

En los primeros minutos del largometraje, DiCaprio nos presenta a un personaje humilde, con ambiciones propias de un joven predispuesto a aprender del mundo de los negocios y la Bolsa, con valores morales, pero fascinado por el comportamiento de sus compañeros brokers. Poco después, ese Belfort desaparece y su extremada avaricia le transforma en alguien totalmente distinto. Ególatra y sin escrúpulos se rinde a la codicia, dejando atrás todos los obstáculos que le impiden alcanzar la cumbre del famoso sueño americano. Y es que a él no le importa el dinero para adquirir bienes materiales, él necesita poseerlo, algo que le hace sentirse poderoso y que implica que pueda hacer lo que le dé la gana en cualquier momento. Aún más increíble resulta que, a pesar de ser alguien horrible, el público no puede evitar meterse en su piel y disfrutar con cada uno de sus desmadres.

Han tenido que pasar varios años para que el actor californiano pudiera tener entre sus manos este proyecto, pero todo su esfuerzo, junto al trabajo espectacular del director, se está viendo recompensado con su triunfo en los Globos de Oro y las cinco nominaciones a las que opta en los Oscar.


Con una interpretación impecable, DiCaprio no deja indiferente al espectador, siendo una de las mejores actuaciones en su trayectoria y, sin duda, convirtiéndose en uno de los actores más destacados de nuestro tiempo. Es totalmente justificable que Scorsese haya trabajado con él en cinco ocasiones, siendo considerado su actor fetiche, como en su día ocurrió con Robert de Niro.

En cuanto al resto del reparto, decir que muchos resultan inolvidables, con unos secundarios que están sobradamente a la altura. Entre ellos, Jonah Hill, compinche de batallas del protagonista y con quien forma un dúo con química sublime, comportándose con superioridad frente a los demás y protagonizando escenas de comicidad muy auténticas. Destaca también la actuación de Matthew McConaughey, cuya aparición como Mark Hana se reduce a pocos minutos al principio de la cinta, calando hondo en Befort a través de consejos como lo indispensable que resulta drogarse o masturbarse un par de veces al día para tener éxito en el mundo financiero. 

Scorsese parece no querer involucrarse en críticas con este guión, dejando en las manos del propio espectador el juicio ante tan surrealista historia. Con un tono de sátira brillantemente afilado, cada diálogo parece estar por encima de todo, llegando a ser endiabladamente desvergonzado por momentos, lo que sorprenderá a más de uno.

La voz en off del protagonista facilita el hilo de la trama, ya que tres horas pueden llegar a hacerse pesadas para los asistentes. No obstante, la intrepidez y el aire provocador de su metraje, además de los constantes guiños de complicidad con los presentes, no dejan respiro y agilizan, incluso, la parte más dramática.


Con los toques típicos del director, que siempre suele filmar con una elegancia muy característica, su fotografía resulta deslumbrante y refinada, muy acorde con la opulencia y las excentricidades de la historia, y ambientada en aquellos años 80 del mundo de las finanzas norteamericano. Todo ello acompañado por una banda sonora cargada de temas más que conocidos por el público como el 'Insane in the brain' de Cypress Hill, 'Baby got back' de Sir Mix-a-Lot, 'Everlong' de Foo Fighters o el 'Gloria' de Umberto Tozzi, que protagoniza una de las escenas más brillantes del filme a nivel técnico.

Muy atentos al estupendo cameo que realiza el verdadero Jordan Belfort al final de la película, al igual que la secuencia completa en la que Belfort y Dennie deciden probar unas pastillas caducadas. Resulta desternillante y sublime la actuación de DiCaprio

Gamberra, disparatada y alocada, 'El lobo de Wall Street' entrega al público el lado más salvaje y osado de un director que parece hastiado del mundo que nos rodea. Una fantástica radiografía de la ambición y el poder en la que los lobos persiguen a los corderos por una alta comisión.


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