jueves, 20 de febrero de 2014

Retorno al clásico sin normas en MBFWM

EXTRA!

Del viernes 14 al martes 18 de febrero, IFEMA se convirtió, una temporada más, en el escenario de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM), punto de referencia de las últimas tendencias y la creación en el ámbito de la moda española.

En su su 59º edición y con 40 diseñadores en su programación, la cita abría sus puertas a manos de Amaya Arzuaga. Con una muestra inspirada en lo más profundo de la naturaleza y con el camel, negro y verde como colores insignia de la colección, la creadora optó por respetar la figura femenina con lineas slim, cortes rectos en el caso de los vestidos largos y una compleja confección de pliegues y volantes, haciendo hincapié en tejidos complicados como el cuero, combinado ingeniosamente con franela, neopreno, cashimire o punto. Podemos destacar la capa como pieza principal en su trabajo.

Roberto Verino, por su parte, decidió trasladarnos a los años 50 y 60 con una colección de lo más minuciosa y dedicada al detalle. En ella mostró trajes de chaqueta con mangas tres cuartos, remates en napa o lentejuelas y vestidos de noche, al más puro estilo Audrey Hepburn, con ligeros satenes y  plumas. Todo  ello destacado en tonos marrones, grises y negros.

En el caso de Etxeberría, de una forma acertadamente elegante, pudimos ver una vuelta a la sastrería clásica cargada de volúmenes y tejidos como la lana o el fieltro, también utilizados en complementos y zapatería. El diseñador juega con la superposición y los colores grises, negros marrones y blancos para recrear una fría sensación de invierno.

Uno de los desfiles más esperados cerró la jornada del viernes. La firma de joyería  Aristocrazy, que desfiló por tercer año en la pasarela madrileña, transportó a los asistentes a un mundo futurista a través de modelos caracterizadas como la replicante Pris, que en su día interpretó Daryl Hannah en la película de culto 'Blade Runner'. Con pelucas rubias, maquillajes de antifaz negro sobre los ojos y vestidos transparentes en palabra de honor, la firma presentó joyas realizadas en plata y bañadas en oro bajo distintas líneas tales como el águila, las cadenas, el cuarzo fumé y el onix con lapislázuli, que enfrentan la sencillez y la  voluminosidad. En definitiva, una colección sobria y pura que realza una mujer sencilla.
En el segundo día de la cita, los desfiles daban paso a Martín Lamothe. En esta colección inspirada en el oscuro medievo de las brujas, la directora creativa de la firma, Elena Martín, presenta obras oversize acompañadas de sombreros negros de ala ancha, trabajando las pieles, patrones sin estructuras, plisados, drapeados y piezas desestructuradas que encuentran una armonía futurista entre tonos negros, grises y metalizados.

Para esta ocasión, Juana Martín se decantó por la combinación refinada de blancos y negros con diversas transparencias en escotes, cinturas y piernas. A través de sutiles volantes y líneas depuradas, casi minimalistas, sin dejar de lado las influencias andaluzas, Martín expuso un repertorio de prendas de noche y cocktail, con cinturas ceñidas y faldas sueltas, tules y apliques de cristales en las transparencias que hace de esta colección una de las mejores de la diseñadora.

En el cierre del sábado, Roberto Torreta también se apunta a lo retro con unos diseños inspirados nuevamente en los años 60. Trajes sastre de aire masculino combinados con elegantes vestidos de fiesta y noche fabricados en cuero y distinta peletería. Todos hacen de esta serie - de tonos oscuros, como el negro y el rojo vino - una colección con forma de 'A' que inspira una mujer actual, moderna y cosmopolita.


Juan Vidal fue el encargado de inaugurar el tercer día del evento y el ganador del Premio L'Oreal a mejor diseñador, inspirado en la diosa Diana de la mitología griega. Su colección transmite una fuerte y energética feminidad repleta de colores vistosos, como naranjas, fucsias, verdes y granates. Estrenándose en la confección de prendas de piel, Vidal ha superado el reto al presentar piezas cumbre acompañando a este material con faldas de vuelo conjuntadas con jerséis de punto, camisetas de napa o un vistoso chaquetón patchwork colorido al comienzo del desfile.

Para la siguiente muestra bien podríamos trasladarnos a Las Vegas. Con Bimba Bosé ejerciendo de DJ e incluso de acompañante de bodas simulando a Elvis Presley, Andrés Sardá, una de las firmas de lencería y baño de lujo más importantes en España, ofreció un desafío colorista, sensual y salvaje. A base de tejidos transparentes y topos de diferentes tamaños, los trajes están pensados para estilizar el cuerpo de la mujer. Sin olvidarnos de los corsés, las estolas o los vestidos de flecos, hablamos de una de las colecciones más arriesgadas de la Fashion Week madrileña.

En una linea sobria y elegante, Victorio & Lucchino arriesgaron con un patrón diferente al que nos tienen acostumbrados despegando las prendas del cuerpo. En él, destacan vestidos oversize de tipo generalmente midi, asimetrías provocadas por superposición de capas, pliegues y cortes asimétricos, todo bajo telas sintéticas. A través de colores negros lisos y bordados florales, la pareja sevillana nos presenta una colección moderna y fresca pero sobre todo, femenina.


Tras una edición separado de las pasarelas, David Delfín reapareció con su nuevo trabajo para inaugurar el cuarto día, con Bimba Bosé a la cabeza del desfile. El diseñador se animó con tejidos plisados en tonos blancos y grises enmarcando un colorido eléctrico en los detalles protagonistas de un look industrial con piezas superpuestas y cierres de velcro. Todos los modelos, calzados con botas Dr. Martens - tanto en día como en noche  -, ofrecieron una imagen fresca y divertida.

Por otra parte, nos encontramos la labor número 100 del conocido diseñador Hannibal Laguna, que apostó por unas prendas que desbordaron elegancia. Inspirándose en la mujer de los años 30, el creador reivindica con las constantes lineas redondeadas el lado más femenino de la mujer mediante faldas tulipán o lápiz, plisados, tejidos en satenes y gasas muy trabajados en tonos rosa, oliva, azul o violeta pasteles y adornados con pepitas doradas que realzan ese glamour que le caracteriza.

La colección de Carlos Díez para la nueva temporada otoño-invierno de Smiley es, como él mismo indica, la más andrógina que ha hecho hasta el momento. Arrancaba con colores oscuros, como grises con toques naranjas sumamente claustrofóbicos, mientras que poco a poco iba dando paso a unas telas más luminosas y alegres. No obstante, se observaba también en los tejidos la ausencia de estampados. Una vez más, Díez apostó por la comodidad y la sencillez en sus modelos, arriesgando en las formas y haciendo de sus diseños sellos de identidad propia.

La Fashion Week madrileña se cerró, como en los últimos ocho años, con los desfiles de la plataforma SAMSUNG EGO, en la que participaron jóvenes diseñadores como Ernesto Naranjo, Miguel Alex o Vimpelov, mostrando su trabajo por primera vez en la cita. Una vez más, la semana de la moda nos deja con ganas de seguir descubriendo el ingenio y la creatividad de los diseñadores españoles y nos recuerda que nosotros también podemos.

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