
La lluvia intermitente
del sábado 11 de octubre no fue suficiente para ahogar las notas emitidas en la Sala
Sol, que bañada en el swing del country y
en tímidos toques de bluegrass, fue
la responsable de acoger a The Handsome Family, internacionalmente conocidos por aportar los acordes a los
inolvidables créditos de la serie del momento: True Detective.
Con una carrera musical forjada a lo largo de 20 años, el matrimonio Sparks, formado por Brett y Rennie, dio con su directo una lección de corrección, clase y humildad, mostrando que, pese a la suerte llegada de las manos de HBO, mantienen esa magia implícita en los que realmente aman la música.
Haciendo gala de una soltura y empatía digna de quienes toman los escenarios como su hogar, el grupo bromea y genera complicidad, revelando en los pequeños actos que la improvisación es la guía de sus actuaciones. Ella, encargada de la composición de las letras, y él, creador de la música, conjugan la ecuación perfecta. Apoyados en un discreto batería, y utilizando una guitarra y un bajo (en ocasiones sustituido por un banjo), el grupo estadounidense apuesta por la simplicidad en un directo discreto, intimista y eficiente.
Con una carrera musical forjada a lo largo de 20 años, el matrimonio Sparks, formado por Brett y Rennie, dio con su directo una lección de corrección, clase y humildad, mostrando que, pese a la suerte llegada de las manos de HBO, mantienen esa magia implícita en los que realmente aman la música.
Haciendo gala de una soltura y empatía digna de quienes toman los escenarios como su hogar, el grupo bromea y genera complicidad, revelando en los pequeños actos que la improvisación es la guía de sus actuaciones. Ella, encargada de la composición de las letras, y él, creador de la música, conjugan la ecuación perfecta. Apoyados en un discreto batería, y utilizando una guitarra y un bajo (en ocasiones sustituido por un banjo), el grupo estadounidense apuesta por la simplicidad en un directo discreto, intimista y eficiente.

La América más terrenal queda representada en sus baladas, teñidas con rimas oscuras y misteriosas. Contando las historias más intensas acerca de tragos de whisky y serpientes asesinas, el concierto se abrió con 'My sister’s tiny hands', sumergiendo a los presentes en la miseria de los rincones más toscos y abandonados. Recorriendo sus últimos trabajos, desde 'Singing bones' hasta 'Wilderness' y focalizando en temas como 'Bottomsless hole', la doliente 'Weightless again', o la archiconocida 'Far from any road', tocada en una cauta séptima posición, la banda dio una lección de estilo recordando a genios como Tom Waits o Johnny Cash, que convirtieron el folk y el country en el icono de una generación.
Los años de trayectoria quedan definidos en su calma, trabajo y lucidez, que salpicados por el amargor de sus versos, transmiten la fuerza y la melancolía que la pareja deposita en sus piezas. Haciendo guiños y tratando de conmover al público gracias a los cómicos intentos de practicar el castellano, la fémina provoca carcajadas y relaja el ambiente. Brett, desgarrando su voz y desafiando los límites de los graves, juega con las cuerdas de su guitarra y remite a los recuerdos añejos y a todas las botellas de vino que faltan por descorchar.
The Handsome Family transportan a un tiempo y a un espacio remoto, en el que las desgracias y las tristezas se convierten en la rutina y la música se interpreta como única forma de salvación. Los cuentos más retorcidos encuentran su expresión en las voces compenetradas de sus narradores, que despidiéndose con un suave y esperanzador 'Don't be scared', agilizó una velada que convirtió a su audiencia madrileña en cómplice, desvelando que la belleza se puede encontrar incluso en los parajes más oscuros.
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