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martes, 3 de marzo de 2015

Una comedia musical por pulir

EXTRA!

El ser humano no está creado para vivir con incertidumbre. Siempre quiere saber más, necesita saber qué ocurre en su entorno y por qué ocurre de ese modo en su afán por controlarlo todo. Y en ocasiones su curiosidad puede llevarle a la obsesión y lo que se intentaba usar como medio como para llegar a la felicidad se convierte en un tren directo al fracaso, la angustia y un estado de locura constante, tan depresivo como hilarante.

En la búsqueda constante por hallar una explicación se centra 'El secreto de las mujeres', una comedia musical que entremezcla realidad e imaginación los miércoles a las 20.00 h., hasta el próximo 1 de abril, en el madrileño Teatro Galileo. Tras realizar una primera temporada en 2013, el montaje se presenta de nuevo sobre las tablas partiendo de la misma idea de Yolanda Dorado pero con el texto revisado, un nuevo reparto y números musicales originales.

La obra la interpretan tres actores y tres actrices que cuentan la historia del protagonista y su amiga invisible, mientras que todos los demás interpretan a un personaje diferente en cada escena. Para llevar a cabo este cambio continuo de personalidades se valen de los colores de unos cubos de Rubik gigantes con los que explican los diferentes escenarios e identidades, simplificando lo que podría confundir al espectador.

Daniel Acebes se mete en la piel de un hombre criado entre mujeres que se convierte en una persona maniática, fracasada en su vida personal y excesivamente malhumorada profesionalmente. Sólo tiene una relación normal con su amiga invisible, a la que da vida Lourdes Zamalloa. Por más que lleva años acudiendo a un psicoanalista, no hace más que empeorar. No logra llevar una vida sana junto a ninguna mujer.


Su obsesión por descubrir el secreto de las mujeres, el misterio más grande de la humanidad, le hace empeñar su vida en tratar de encontrar qué es lo que provoca que las mujeres sean tan enigmáticas y ejerzan ese poder sobre los hombres. Con tantas chicas alrededor parece sencillo encontrar la solución, pero ni las madres, hermanas, novias, amigas o compañeras de trabajo parecen aportar demasiado. Esto le lleva a pensar que, tal vez, las altas esferas sepan desentrañar esta intriga.

El musical compuesto por canciones originales muestra una gran intención que no logra llegar a buen puerto. La gran voz de Lourdes Zamalloa llega a eclipsar la voz sencilla de Daniel Acebes, que no logra todo el potencial que cabría esperar en la balada que interpreta a solas, convirtiendo un número clave en una parte más del espectáculo.

La carga cómica recae en Camino Texeira y Alicia Lobo, realmente efectivas e integradas en sus papeles, arrancando a menudo la carcajada entre las butacas, convirtiéndose así en lo que recordarán los espectadores cuando abandonen la sala. Talán Selles y Pablo Cabrera rozan la corrección gracias a sus números travestidos con diálogos mucho más pensados y de apariencia más espontáneos. El trabajo coreográfico de Andoni Larrabeiti no destaca como cabría esperar.

Con un pequeño pulido de los números musicales y unas revisión del texto, el musical podría tomarse como un entretenimiento repleto de optimismo que demostrase las posibilidades ilimitadas que ofrece el pequeño formato.


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