lunes, 15 de junio de 2015

La fotografía humanista de Lola Álvarez Bravo

EXTRA!

La decimoctava edición del festival internacional de fotografía y artes visuales PhotoEspaña focaliza en el talento latinoamericano, presentando en distintos espacios de la capital el trabajo de los autores más relevantes y prolíficos de la región. El certamen plantea un recorrido por diferentes lugares, tiempos y perspectivas que aportan al visitante una visión global y personificada acerca de la cultura iberoamericana a través de artistas como Luis GonzálezTina Modotti o Korda.

Una de las figuras que forma parte de este trayecto es Lola Álvarez Bravo, considerada como una de las protagonistas del renacimiento artístico de México tras la revolución. La Sala Picasso del Círculo de Bellas Artes acoge una retrospectiva que va desde la fotografía comercial hasta el retrato social que la terminó consagrando como la primera fotógrafa profesional mexicana.

La artista aprendió el oficio en los años 20 gracias a una cámara de segunda mano que heredó de la famosa fotógrafa italiana Tina Modotti, tras lo que desarrolló una mirada propia. Influenciada por el realismo de fotógrafos como Edward Weston o Henri Cartier Bresson, Álvarez Bravo retrató la situación del México de la época capturando entornos rurales y provinciales alejados de los cánones establecidos.

Gran parte de la muestra expuesta en el centro de Madrid recoge instantáneas de trabajadores y situaciones cotidianas. Haciendo especial hincapié en la representación de la mujer y sus costumbres, la fotógrafa retrata los sectores más discriminados de la sociedad y los sitúa en una posición privilegiada, convirtiendo su rutina en la más bella de las contemplaciones.


Trabajó para publicaciones ilustradas y para el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura sin olvidar el carácter cotidiano y espontáneo de sus fotografías. El blanco y negro, nostálgico y penetrante, realza con espléndida magnitud la trascendencia de su obra. Octavio Paz, Cartier Bresson, Marion Greenwood o su amiga y pintora Frida Kahlo son algunas de las personalidades fotografiadas por la autora que cobran protagonismo en la exposición.

En un ámbito más técnico y esclarecedor del manejo de la materia, la artista mexicana realizó fotomontajes para revistas en los que logró plasmar las estrategias compositoras que aprendió del trabajo de los muralistas superponiendo imágenes. Jugando así con la perspectiva, la mexicana lograba ampliar y empequeñecer los elementos de la imagen a su antojo, convirtiendo la fotografía en un inevitable objeto de misterio.

El trabajo de Lola Álvarez Bravo protagoniza una exposición compuesta por 240 imágenes tan cercana como sobrecogedora en la que se juega con las estructuras compositivas, moldeando el espacio y revelándose como una humanista hasta recoger en sus instantáneas el sentimiento de una época. Acercando al visitante a un México insólito, la retrospectiva ofrece una realidad inusitada en la que la belleza se esconde en los pequeños detalles.


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