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miércoles, 17 de junio de 2015

La máscara de la inocencia

Atlántida Film Fest


Algunos padres se sienten orgullosos de sus hijos cuando realmente no saben nada de sus vidas. De esta oscuridad y de una siniestra doble vida adolescente nos habla el director japonés Tetsuya Nakashima en su nueva película, 'The World of Kanako', cinta que forma parte de la sección Atlas de la nueva edición del Atlántida Film Fest. Con la euforia como protagonista, se convierte en la única representante de Japón en el festival.

Basada en la novela 'Hateshinaki Kawaki' de Akio Fukamachi, el film nos habla de Akikazu Fujishima (Koji Yakusho) un expolicía alcohólico que dejó su trabajo y se divorció de su esposa tras golpear brutalmente a su amante. Convertido en el vigilante de una tienda de conveniencia, cae en la desesperación y saca su mal carácter a la mínima oportunidad, algo que le lleva a ser el principal sospechoso de un asesinato. Mientras lidia con el detective Asai (Satoshi Tsumabuki), su exmujer (Asuka Kurosawa) le llama para contarle que su hija Kanako (Nana Komatsu) ha desaparecido sin dejar rastro. Fujishima comienza una ardua investigación que sacará a la luz la verdadera vida de la niña, rodeada de drogas y prostitución en un mundo en el que nada es lo que parece.

La película se abre con una breve introducción en la que se muestra de forma frenética la vida de los jóvenes en la sociedad japonesa, frenesí que acompaña al espectador hasta el final de la cinta. Los conocidos saltos temporales del autor se presentan entre multitud de cortes que nos llevan del presente al pasado en tres espacios temporales diferenciados.

El uso excesivo de flashback y flashforward provoca que el hilo narrativo se pierda hasta el punto de dejar cabos sueltos que impiden que parte del elenco protagonista encuentre su lugar en la historia. Uno de esos papeles malogrados es el del actor Jô Odagiri, presente sólo al final de la producción, apareciendo de la nada y dejando de lado la supuesta importancia del detective Asai.


Cabe destacar la soberbia interpretación de Koji Yakusho, que en esta ocasión nos sorprende con su lado más violento recordando al famoso actor coreano Choi Min-sik en su aclamado papel en 'Old Boy'. Sobresalen la jovencísima Nana Komatsu y su compañero Hiroya Shimizu, quienes a pesar de su juventud denotan una profesionalidad intachable cargada de registros que se acoplan a la perfección a las necesidades del proyecto.

Otro de los grandes aciertos del film es una banda sonora presente en los momentos adecuados, ayudando a recrear ese aire grindhouse de los 60 desde el primer minuto. Mezclando animación de estética manga con imágenes reales o sangre artificial que salpica a la cámara, se percibe un claro homenaje a su compatriota Takashi Miike y al americano Quentin Tarantino.

Que nadie conoce a nadie y que no podemos saber quién es realmente la persona que tenemos sentada al lado o aquellas a las que amamos es el mensaje que sobresale en una trama agridulce y cargada de violencia durante sus dos horas de duración. Una película que a pesar de su desorientación consigue entretener y que, como ya es costumbre que hagan las obras de Nakashima, no dejará indiferente a nadie. 6/10.


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