
Corea del Norte, uno de los países más herméticos del mundo, abre sus puertas a la directora Anna Broinowski para poder aprender del sistema propagandístico del fallecido presidente Kim Jong-Il con el fin de realizar un cortometraje que impida la construcción de pozos de gas metano cerca de su domicilio, con todos los riesgos que entraña para la salud. A través de 'Aim high in creation!', que participa en la sección (Anti)Propaganda de la nueva edición del Atlántida Film Fest, no sólo vemos las consecuencias de un acto tan atroz contra la naturaleza y las personas, sino que además nos acercamos a una cultura aún desconocida.
Anna ha tenido la
suerte de ser la primera cineasta occidental que ha podido acceder a la
industria cinematográfica norcoreana para seguir sus consejos y elaborar
una cinta que transmita el perjuicio de este tipo de infraestructuras con las claves que el dictador escribió en su propio manual para inspirar
al cine de su nación. Unas simples reglas que la protagonista intenta inculcar
a su equipo y que dejan entrever cierta parodia de la imagen que ellos
proyectan.
Desde el montaje hasta los diálogos, la cinta respira cierto aire de
comicidad y humor negro que la autora lleva al extremo, utilizando
palabras de uno de sus más grandes enemigos, Japón. Su muestra de
gratitud con un arigato crea una
mayor tensión en el espectador que en los propios residentes, que sonríen y dedican alguna que otra frase mordaz hacia Anna, que lo toma con
deportividad.
'Aim high in creation!' incluye extractos de películas famosas en
Corea del Norte que conforman todo un ejemplo propagandístico imposible de
visionar fuera de sus fronteras. Sus discursos siempre están enfocados a la
figura del líder de la nación, que prácticamente es tomado como un dios mientras se insta al pueblo a unirse a la revolución y apoyar la causa de Kim Jong-Il y su
primogénito contra el capitalismo y la maldad desatada en Occidente.

Anna
nos presenta a gente cercana y divertida que, dejando de lado sus convicciones políticas, no dista mucho de sus
hermanos del sur. Más curioso aún es su aplastante sinceridad por encima de
los sentimientos de cualquiera, sin que les importe resaltar defectos,
como en el caso de la directora, que no teme mostrar que es una mala actriz y que es innecesaria en la escena protagonizada por uno de los cineastas más importantes del país, Ri Ri Gwan Am, al que el documental califica como el Oliver Stone
coreano.
Su ritmo pausado no
ensombrece una narración cargada de anécdotas, reivindicaciones y técnicas
cinematográficas anticuadas. El montaje se acerca a la apariencia de las películas norcoreanas, con efectos pobres y coloristas,
pero sin llegar a mostrar un trabajo analógico propio de quienes todavía explotan el viejo sistema occidental sin intenciones de
evolucionar.
'Aim high in creation!' resulta
interesante y original, no sólo por la forma en la que ha querido construir su
propio cortometraje, que se incluye al final del documental, sino
por ofrecer una nueva visión de Corea del Norte desde el punto de
vista de la industria del séptimo arte, un entorno que sigue siendo desconocido
debido a tan impenetrable régimen comunista. 7/10.
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