
El éxito estaba asegurado cuando el pasado mes de junio se anunciaba que la banda estadounidense de rock alternativo Thirty Seconds To Mars, liderada por el carismático músico y actor Jared Leto, encabezaría la segunda edición del festival de música Neox Rocks, organizado por el grupo Atresmedia. Tras un cambio de recinto realizado con el objetivo de acoger a un mayor número de asistentes, el Polideportivo Municipal San Isidro de Getafe abría sus puertas pasadas las 16.30 h. del domingo 27 de septiembre para recibir a aquellos que hacían cola desde primera hora de la mañana.
El grupo madrileño Bultur y la fuerza sonora de Belako abrían
una jornada de conciertos que se pudo disfrutar en dos escenarios en cuyos
laterales se leían los horarios de las actuaciones y en donde se
extrañaban las típicas pantallas que acercan los detalles de cada banda a los
que prefieren ver los conciertos lejos de las primeras filas. Si al
escenario principal se le reconoce el acierto a la hora de situar una pasarela
por la que horas después Jared Leto se movería sin parar, al escenario secundario le
perjudicó que la torre de control se situase demasiado próxima a las tablas por
la que pasaron los debutantes Demob Happy y la mítica banda Dover.
El grupo sueco de new wave The Sounds salía a escena pasadas
las 20.30 h. con una imagen con su nombre al fondo del escenario y un
espectáculo potente en sonoridad e iluminación. La vocalista de la banda, Maja
Ivarsson, se dejó la piel en temas como 'Living in America', 'Rock n roll' y 'Tony
the beat' ante un público de todas las edades que no paró de bailar durante una
hora de actuación que culminó con 'Hope you’re happy now' mientras Ivarsson
agitaba el micrófono a su alrededor.
Antes del plato fuerte de la noche, el inagotable grupo
madrileño Dover se lanzaba al escenario con 'Too late', el tema que abre su
último trabajo, 'Complications'. Dos décadas después de su nacimiento, la banda
es consciente de que clásicos como 'Serenade' y 'Devil came to me' siguen
siendo efectivos ante un público que canta, salta y baila como si no
hubiese un mañana. La fuerza de su directo y la cercanía con unos asistentes a
los que las hermanas Llanos se dirigieron en varias ocasiones dejaron buen
sabor de boca y una sensación de vuelta a casa entre aquellos que agradecen el
regreso del sonido del grupo al punk-rock de sus inicios, dejando experimentos a un lado.

Las grandes estrellas de la jornada salían tras un 'O fortuna' de Carmina Burana que muchos grabaron con sus dispositivos móviles. Jared Leto
aparecía en el escenario con túnica blanca y pelo corto teñido de rosa
al ritmo de 'Up in the air', un tema cuyos coros funcionan
escandalosamente bien en directo. Tras 'Search and Destroy', Leto hizo gritar a todos los
presentes tras un 'I love you so much, Spain' que repetiría en varias ocasiones
más. La ausencia por enfermedad del batería de la banda y
hermano del cantante, Shannon Leto, no se notó apenas.
Si bien pelotazos como 'This is war', 'Conquistador' y 'Kings
and Queens' brillaron durante los 90 minutos del esperado espectáculo, el vocalista pecó
de apoyarse demasiado en un público fiel al que extendía el micrófono de forma
constante. Globos gigantes de colores, efectos de iluminación y la
subida de varios fans a la pasarela fueron algunas de las
herramientas que potenciaron el dinamismo de una cita que brilló en su
parte más acústica, donde la intensa 'Hurricane' y 'The Kill (Bury me)', en la
que el cantante lució una preciosa voz rota, dejaron constancia de la potencia vocal con la que cuenta el
ganador del Oscar por 'Dallas Buyers Club'.
Leto ondeó una bandera española, corrió por la pasarela y
animó al público a dar palmas y elevar los brazos en una actuación que contó en
los bises con 'Bright Lights' y 'Closer to the edge', esta última con decenas de seguidores
sobre el escenario y algún problema de sonido. Aunque el frío empezaba a amenazar
cerca de la medianoche, el otoño dio un último suspiro al verano con el calor
de una banda que sabe mantener el equilibrio entre el rock y la electrónica
satisfaciendo a públicos distintos.
En cuanto a la organización del festival en sí, precios
propios de eventos de este tipo en las bebidas, aciertos como la instalación de
césped artificial y espacio suficiente para no agobiarse en las actuaciones, y sugerencias
de cara a próximas ediciones como la necesidad de más de una zona de
aseos químicos y un espacio de puestos de comida mayor. Sobre la
contratación de una serie de autobuses que al finalizar el festival trasladaban al
público hasta Atocha, algún que otro festival tendría que tomar nota.
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