
Mucho se ha hablado en los últimos meses de si el cartel de
la quinta edición del festival Dcode, una de las citas musicales más
potentes de la capital y el único evento de la ciudad que forma parte de la
burbuja festivalera, estaba a la altura de sus anteriores ediciones. Grupos
como Kings of Convenience, Eels o My Chemical Romance ofrecieron (años atrás) grandes
actuaciones en un Complejo Deportivo Cantarranas de la Universidad Complutense
de Madrid que, ya en su tercer año, pasaba de contar con dos jornadas a
reducir su duración a un solo día.
Las primeras entradas de esta quinta edición se lanzaron a 40
euros, el mismo precio que el ya consolidado Arenal Sound cobraba tras las primeras confirmaciones de un potente cartel (The Kooks, Mika,
Tom Odell) dividido en seis días en los que se pudo disfrutar de un
centenar de actuaciones. El SOS 4.8 murciano, otro de los grandes festivales españoles, trajo a grandes nombres como Morrissey, The National y Metronomy a un precio de salida
de 30 euros. Las comparaciones son odiosas.
Aunque es cierto que disfrutar del rock mítico de Suede, de
unos imparables The Vaccines presentando su nuevo trabajo discográfico y del
potente directo de Foals se merecían los 60 euros de las últimas entradas,
también es honesto reconocer la estupefacción que supuso la cancelación por 'una
grave infección respiratoria' del artista que figuraba en la primera línea del
cartel desde el pasado mes de mayo: el ganador de cuatro premios Grammy Sam Smith. Su reclamo
como debut en España y única fecha en el país ayudó, sin duda, a que el
festival colgase el cartel de sold out el mismo día de su celebración.
Al jarro de agua fría que sintieron los seguidores del
londinense al enterarse de su caída, dos horas antes de la actuación, se sumaría la impotencia de los que, sin opción alguna de reclamación, verían al día siguiente cómo esa compleja infección no impediría al vocalista de 'Stay
with me' actuar en el Lollapalooza de Berlín, uno de los festivales con mejor
caché del mundo. Curioso.

Polémicas a un lado y centrándonos en las actuaciones, el
primer gran directo del escenario Heineken lo vivimos con los londinenses The
Vaccines, que durante una hora hicieron vibrar a las miles de personas que ya
se agolpaban frente a los dos escenarios principales con temas como 'Handsome', 'I always knew' y 'Teenage Icon', a pesar de que muchos extrañasen un clásico 'Post break-up sex'.
Difícil lugar el de L.A., que tuvo que actuar en el puesto de
Smith, siendo su vocalista, Luis Alberto Segura, quien se vio obligado a comunicar que
sería su grupo quien ocupase el lugar del esperado artista inglés. Los mallorquines
siempre entregan un directo profesional allá donde actúan. Más cómodos de lo que
les sentimos hace unos días en el Ebrovisión, la banda arrancó con 'Stop the
clocks' para continuar con piezas como 'Living by the ocean' y una deliciosa 'In America' que seduce en vivo.
Esta vez no pudimos seguir al completo los conciertos ni de
Supersubmarina ni de Izal, en parte por las ganas de ver en buena posición
las actuaciones de Suede y de Foals en el escenario Dcode, y también por la
saturación de dos grupos de indudable calidad... pero a los que tenemos más que
vistos. Los de Jaén cumplieron con piezas como 'Ana', 'En mis venas' y 'Cientocero',
sin variar el setlist que pudimos ver hace unos días en Miranda de Ebro, anunciando que en la próxima primavera
actuarían por primera vez en el Palacio de los Deportes, ahora Barclaycard
Center. A Izal le falló apostar demasiado por los temas, aún
desconocidos, de su próximo trabajo, 'Copacabana',
en un directo en el que brillaron temas infalibles como 'Despedida', 'Asuntos
delicados' y 'La mujer de verde'.

El caramelo de la noche lo ofrecieron Suede, que con su rock noventero y un Brett Anderson repleto de energía fue de menos a más frente a un
público entregadísimo que se dejó la piel en clásicos como 'Trash', 'Animal
nitrate' o ese 'The beautiful ones' que arrasó en un desenlace alargado por un bis
protagonizado por 'Saturday night' contra el que silbaron algunos seguidores de
Izal, cegados por el fanatismo de quienes confunden mala educación con
fidelidad. La actuación de los ingleses fue una lección de clase, fuerza y amor por su público, ante el que adelantaron 'I can’t give her what she wants',
tema de su próximo disco.
Esperadísimo encuentro el de Foals con el público español, ante el que
la banda de Oxford presentó su nuevo trabajo, 'What went down'. Quizá su propuesta habría brillado más un poco antes de las dos de la madrugada, aunque fueron muchos los
que saltaron con sus temas más movidos y se transportaron a otros mundos con
sus piezas más lentas, que a otros se les hicieron interminables. Soberbia
atmósfera la que lograron entre guitarras y bellezas sonoras como 'Inhaler' y 'My
number' en uno de los directos más intensos de la jornada.
Los más jóvenes copaban las primeras filas del escenario
Heineken esperando a Crystal Fighters mientras Yannis Philippakis y los suyos
aún hacían saltar a la mayor parte de las 26.000 personas congregadas. Chapurreando algunas frases de español, rodeados de un fuerte olor a incienso y de numerosas plantas, los británicos entregaron, uno tras otro, hitazos como 'Love is all I got', 'Plague' y 'At home'.
Al ritmo de 'I love London', cerca de las cinco de la mañana,
muchos se despedían de un Dcode al que varias cuentas hay que pedirle a nivel
organizativo. El precio abusivo de las consumiciones (3 euros una botella de
agua pequeña; 9 euros un litro de cerveza), la ausencia de transporte a la salida del
recinto (misión imposible entrar en un autobús o encontrar un taxi para llegar al centro) y la
prepotencia por parte de la organización con asistentes y medios minoritarios impiden que el evento pueda colgarse esa medalla de festival perfecto que deseamos que algún día logre. Porque Madrid se merece, de una vez, un festival redondo.
Me gustaría daros las gracias por decir lo que muchxs pensamos, que este festival no da la talla, por muchos motivos. Gracias por hablar del festival y de la organizacion como estuvieron, no adornandolo como hacen la mayoria de webs y grandes blogs por aquello de devolver la invitación. Basta de ser políticamente correctxs...que los medios cue ten la verdad y ya esta.
ResponderEliminarCrónicas como esta deberían servir para que el DCODE reflexionase. Vuestras palabras valen más que las de quienes se han rendido ante la acreditación aceptada. Enhorabuena chicos.
ResponderEliminarA mi me dejó muerta los tokens a 3 euros, aunque asi parecia que te dolia menos pagar 3 euros por un BOTELLIN DE AGUA!! Estuve 16 horas allí, bebí dos botellines porque la economia no está pa más, ademas sin tapón asi que rezando para no derramar una gota... que sed pasé... Puffffff Y lo de Sam Smith tela..
ResponderEliminarLa mejor columna que he leido hasta ahora. Todavia me estoy recuperando de los 9 euros por una pizza pequeña de jamón y queso.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo de los fallos de organización y el precio excesivo en comida y bebida. Pero hay que matizar unas cuantas cosas: las últimas entradas costaban 70€ no 60€, yo no tuve problema en pillar el bus nocturno hasta Moncloa a la salida de Foals (claro que si esperas al final del festival hay aglomeraciones, como la entrada al Metro de Barcelona a la salida del PS), y las comparaciones con el Arenal (The Kooks, Mika, Tom Odell... ¿en serio esto es potente?, y en lo de 6 días incluyes 2 días y medio de cancelaciones totales por la lluvia) o con el SOS (Morrissey y The National han estado en Madrid el año pasado y no llenaron el Palacio de Deportes) me parecen absurdas.
ResponderEliminarVamos por partes:
Eliminar- Acabamos de comprobar que, efectivamente, las últimas 1000 entradas costaban 70 euros más gastos. Hasta muy poco antes, cuando lo comprobamos, costaban 60.
- Respecto al transporte de vuelta, no se trata o no de que haya aglomeraciones, sino de que no haya opción alguna de volver al centro cuando finalice el festival, algo que la organización podría haber evitado con un sistema de lanzaderas como se hace en festivales de mucho menor presupuesto que el Dcode. Si se paga 60 euros por un festival de un día, es normal que mucha gente quiera aguantar hasta el final, ¿no?
- Las comparaciones con Arenal y SOS sirven para explicar el porqué el festival nos parece caro en comparación con eventos del mismo tipo, con la misma o mayor calidad, mucha más oferta y un precio menor. Lo que ocurrió en el Arenal no se pudo prever, ¿qué culpa tiene nadie? Que artistas como The Kooks, Morrissey o The National no te parezcan de peso en la actualidad musical ya es entrar a valorar gustos. A nivel musical, desde luego, son nombres más que sobresalientes.
Saludos ;)
Madrid merecía otro tipo de nombres musicales, otra organización, son unos snobs y no me creo que en esta maravillosa ciudad no haya gente que no sepa hacer bien las cosas, sólo que lo hacen todo con prepotencia y con chulería desde poner precios, comodidad de asistentes, al cartel y ya ni decimos de dar acreditaciones a cuentagotas para los dos medios peloteros de turno. BASTA YA.
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