EXTRA!
Cada vez tenemos más presente el choque entre modernidad y tradición. Las viejas costumbres empiezan a ser sustituidas por un nuevo siglo al que ya nos hemos acostumbrado. Con el transcurso del tiempo, el mundo rural se ha distanciado del urbano en un cambio que parece inevitable. No obstante, no tiene por qué ser imposible la convivencia entre ambos. Nuestro presente no tiene por qué mirar al futuro olvidando un pasado que ha construido la tierra que hoy pisamos.
El director y guionista vasco Asier Altuna se inspira en esta idea para crear su último trabajo, 'Amama', una obra que llega a la cartelera española el viernes 16 de octubre después de pasar por la sección oficial de la 63 edición del Festival de San Sebastián, donde se alzó con el Premio Irizar al Cine Vasco. La película presenta la historia de una familia que reside en un típico caserío de Euskadi. El título de la cinta hace referencia a la matriarca Amama (Amparo Badiola), una anciana de pelo largo canoso y ojos azul intenso que dejó de hablar hace años. Ella se encarga de que los viejos hábitos se sigan llevando a cabo, plantando en cada nacimiento familiar un pequeño árbol que acompaña a cada persona a lo largo de su vida. Cuando lo hicieron sus tres nietos, la abuela decidió pintar los troncos de tres colores diferentes: rojo, pasional, para quien heredará las tierras; blanco, puro, para el más vago de todos; y negro, profundo, para quien representa la rebeldía, el mal.
La película comienza con las palabras de Amaia (Iraia Elias), la nieta a la que se le atribuyen las cualidades del árbol más oscuro. Sus hermanos también cumplieron con el resto
de rasgos, pero el heredero, Gaizka
(Manu Uranga), decidió emigrar y Xabi
(Ander Lipus) formó su propia familia fuera del campo. Ella, artista
de profesión, es la única que permanece junto a su padres, Tomas (Kandido Uranga), un hombre parco en palabras y gestos de
cariño que se desvive por las labores de agricultura y ganadería, y su madre, Isabel (Klara Badiola), que permanece a
la sombra de su marido.
Sus vivencias tendrán que pasar por enfrentamientos y trabas del destino hasta comprender la necesidad de permanecer unidos. La frialdad con la que surgen los personajes se va descongelando con el transcurso de una trama que, poco a poco, extrae las emociones de un espectador que logra ponerse en la piel de cada uno de ellos. La silenciada Amparo Badiola crea una atmósfera apabullante a su paso, transmitiendo sus impresiones a través de la profundidad de su mirada sin la necesidad de emitir una sola palabra. Su presencia representa la naturaleza, el bosque, los grandes árboles que aíslan la casa y el cielo que les baña. Igualmente destacable es el trabajo realizado por Kandido Uranga y Elias, dos grandes actores sobre los que se apoya la mayor parte de la acción.
Con ciertos aires experimentales gestados mediante la creatividad del personaje de Amaia, el metraje combina la pasividad del campo con el montaje vertiginoso, elaborado y artístico de las grabaciones que la joven realiza a través de su cámara super-8. La narración transcurre a fuego lento, sin que la atención decaiga gracias al deleite paisajístico del que hace gala el autor, con un trasluz hermético que se deja llevar en exceso por el perfeccionismo. Los grandes y sutiles simbolismos de las imágenes comparten el interés por el tradicionalismo frente a la nuevas formas del siglo XXI.
'Amama' es una de las mejores películas nacionales de la temporada. Un largometraje sencillo que profundiza en aquellas costumbres con las que crecimos y hemos ido perdiendo. Altuna arriesga con un trabajo que busca la reflexión de un público que siente cómo sus emociones son trastocadas al tiempo que la historia deja un pequeño poso bañado en melancolía.

Cada vez tenemos más presente el choque entre modernidad y tradición. Las viejas costumbres empiezan a ser sustituidas por un nuevo siglo al que ya nos hemos acostumbrado. Con el transcurso del tiempo, el mundo rural se ha distanciado del urbano en un cambio que parece inevitable. No obstante, no tiene por qué ser imposible la convivencia entre ambos. Nuestro presente no tiene por qué mirar al futuro olvidando un pasado que ha construido la tierra que hoy pisamos.
El director y guionista vasco Asier Altuna se inspira en esta idea para crear su último trabajo, 'Amama', una obra que llega a la cartelera española el viernes 16 de octubre después de pasar por la sección oficial de la 63 edición del Festival de San Sebastián, donde se alzó con el Premio Irizar al Cine Vasco. La película presenta la historia de una familia que reside en un típico caserío de Euskadi. El título de la cinta hace referencia a la matriarca Amama (Amparo Badiola), una anciana de pelo largo canoso y ojos azul intenso que dejó de hablar hace años. Ella se encarga de que los viejos hábitos se sigan llevando a cabo, plantando en cada nacimiento familiar un pequeño árbol que acompaña a cada persona a lo largo de su vida. Cuando lo hicieron sus tres nietos, la abuela decidió pintar los troncos de tres colores diferentes: rojo, pasional, para quien heredará las tierras; blanco, puro, para el más vago de todos; y negro, profundo, para quien representa la rebeldía, el mal.

Sus vivencias tendrán que pasar por enfrentamientos y trabas del destino hasta comprender la necesidad de permanecer unidos. La frialdad con la que surgen los personajes se va descongelando con el transcurso de una trama que, poco a poco, extrae las emociones de un espectador que logra ponerse en la piel de cada uno de ellos. La silenciada Amparo Badiola crea una atmósfera apabullante a su paso, transmitiendo sus impresiones a través de la profundidad de su mirada sin la necesidad de emitir una sola palabra. Su presencia representa la naturaleza, el bosque, los grandes árboles que aíslan la casa y el cielo que les baña. Igualmente destacable es el trabajo realizado por Kandido Uranga y Elias, dos grandes actores sobre los que se apoya la mayor parte de la acción.
Con ciertos aires experimentales gestados mediante la creatividad del personaje de Amaia, el metraje combina la pasividad del campo con el montaje vertiginoso, elaborado y artístico de las grabaciones que la joven realiza a través de su cámara super-8. La narración transcurre a fuego lento, sin que la atención decaiga gracias al deleite paisajístico del que hace gala el autor, con un trasluz hermético que se deja llevar en exceso por el perfeccionismo. Los grandes y sutiles simbolismos de las imágenes comparten el interés por el tradicionalismo frente a la nuevas formas del siglo XXI.
'Amama' es una de las mejores películas nacionales de la temporada. Un largometraje sencillo que profundiza en aquellas costumbres con las que crecimos y hemos ido perdiendo. Altuna arriesga con un trabajo que busca la reflexión de un público que siente cómo sus emociones son trastocadas al tiempo que la historia deja un pequeño poso bañado en melancolía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario