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viernes, 29 de enero de 2016

Sabores mediterráneos en La Latina

EXTRA! 

Todo madrileño y visitante habitual de la capital sabe que el barrio de La Latina es conocido como la zona por excelencia donde disfrutar de unas cañas bien tiradas, unas tapas después de una larga mañana de domingo recorriendo los infinitos puestos de El Rastro o unas riquísimas tapas en los bares que rodean el mítico Mercado de la Cebada, donde los padres compran mientras los niños juegan en alguna plaza de la zona.

Entre la famosa tienda que desde el año 1934 endulza con sus caramelos, dulces y bombones a nuestros padres y abuelos, Caramelos Paco, y el Teatro La Latina, propiedad durante tres décadas de la gran vedette y actriz española Lina Morgan, se erige Julieta Bistró (C/Toledo, 51) un nuevo local que aúna en su carta los sabores de la gastronomía italiana y española en un espacio coqueto diseñado por el estudio de interiorismo madrileño Punto Suspensivo.

El interior alargado está dominado por colores claros donde abundan los blancos rotos que aportan luminosidad junto a los diferentes tonos de azul agua que prevalecen por todo el local. Las mesas de madera de The Point, las lámparas de cristal y una pared alicatada en turquesa que enmarca una ventana que da a la cocina, al fondo del restaurante, dotan de personalidad a una propuesta que abrió sus puertas a mediados de 2015 gracias al empeño de Roberto Stella y Antonio Martuscelli, dos amigos hosteleros italianos que, ya en 2012, abrieron su primer negocio en Madrid: el bar Tiovivo, situado en el barrio de Malasaña.

Abierto de martes a jueves de 9.00 a 01.00 h.; viernes y sábados hasta las 02.30 h.; y domingos de 10.00 a 01.00 h., Julieta Bistró presenta una carta informal que, en palabras de sus artífices, nace con la filosofía de fusionar los sabores de la gastronomía italiana y de su Nápoles natal con los de la cocina española tradicional en un ejercicio de reivindicación de la esencia mediterránea sustentado en la sencillez y en una cuidada selección de productos. La materia prima se apoya en pequeños productores que permiten llevar al local el mejor producto de las despensas transalpina y española.


En su carta, con un precio medio por persona de 30 euros, destacan entrantes como una deliciosa coca de mozzarella ahumada, anchoas y tomate confitado, una ración de croquetas caseras que da en el clavo con su cremosidad y suave sabor, además de dos ensaladas entre las que destaca la especial de la casa, llamada Julieta, elaborada con queso de cabra fundido, granadas y nueces, muy recomendada para compartir entre dos personas. Los calamares fritos con cebolla caramelizada a la naranja y la burrata artesana italiana aromatizada con aceite de trufa son otras opciones para abrir el apetito de los paladares más exigentes.

Ya entrados en materia, una buena elección para los amantes de la gastronomía italiana serían las bombitas de pasta fresca rellenas de ricota y pera con salsa de brie y nueces, que llegan a la mesa en su temperatura justa y se convierten en una delicia que recuerda la nacionalidad de los encargados del lugar. El arroz meloso con langostinos, queso burrata y salsa trufada o la lasagna de pan carasau con salchichas y setas son dos de los platos que mejor funcionan. Para los más carnívoros, la hamburguesa con queso de cabra, bacon, tomate y rúcula con sabor barbacoa y patatas fritas es toda una tentación.

La meticulosa selección de ingredientes conforman una serie de platos sencillos y originales con sabores que sorprenderán a un comensal que en su carta líquida encontrará algo más de una decena de vinos tintos y blancos con los que acompañar la comida. Y del salado al dulce, un paso: probamos la cheesecake de ricota y quedamos hipnotizados. El truco quizá sea el queso traído de Sicilia para la ocasión. El falso tiramisú cremoso (excesivamente líquido) y el compacto crumble de manzana con nata y bolita son otras de las seis opciones con las que finalizar una agradable visita donde también es posible desayunar, tomar un cocktail (nos recomendaron su Caipiriña y Caipiroska) o disfrutar de un buen vermut.

Con descuentos ocasionales de hasta el 40% reservando a través de El Tenedor, Julieta Bistró dispone de un menú del día por 12 euros con platos fuera de carta. Un lugar con un punto canalla e informal que admite reservas, convirtiéndose en un espacio habitual de grupos (por su facilidad a la hora de compartir platos) y familias a la búsqueda de nuevas propuestas. Sus mesas de madera de inspiración rústica acogen un continuo festín de sabores mediterráneos en una zona de paso en la que destaca como perfecto aliado de cualquier amante de la buena gastronomía. 

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