
A veces no se necesitan ni grandes espacios ni un atrezzo espectacular para ambientar y conectar con los espectadores. La iluminación, la música idónea y una serie de buenas interpretaciones son elementos más que suficientes. Es el caso de 'El amigo de mi hermana', una obra que, tras siete meses representándose en Nave73, llega a la Sala Off del Teatro Lara, un lugar especial que nos ha descubierto grandes montajes perfectos para representarse a pocos metros del público.
Basada en la película 'Your sister's sister' de Lynn Shelton, 'El amigo de mi hermana' se reestrenó el pasado 6 de enero en la sala madrileña, donde se podrá ver cada miércoles hasta el próximo 30 de marzo. José Manrique de Lara se encarga de la dirección de una obra que
sorprende en su desarrollo, con un lenguaje y puesta en escena sencilla. Así, el
espectador asiste a una historia de sentimientos que demuestra lo importante
que son las relaciones con la familia y los amigos.
La trama parte de un
duro suceso: Nico (Álvaro Doñate)
perdió a su hermano Toni hace un año, algo que aún está asumiendo. Por eso, su mejor amiga Iris (Beatriz Manrique de Lara) le ofrece que
se vaya a pasar unos días a una tranquila casa que tiene su familia para cambiar de aires y
pensar en soledad. Allí se encuentra Estela (Ana Gete), la
hermana de Iris, que también necesita despejarse.

La trama, que cabría esperarse dramática, da un vuelco y asombra al espectador. Melancólica y
seria cuando debe serlo, no se excede en el dolor, algo que se agradece. Centrándose en el presente y el futuro, es consciente de que es ahí donde se puede trabajar para cambiar las cosas.
La pieza demuestra que el pasado no debe servir para lamentarse por lo que no pudo ser, sino para impulsarnos a disfrutar del tiempo que tenemos a nuestra disposición. El famoso carpe diem está perfectamente reflejado en una historia emotiva de casi 90 minutos con mucho humor. Abundan las situaciones tan inesperadas como comprensibles que aparecen bien hiladas en escena.
La pieza demuestra que el pasado no debe servir para lamentarse por lo que no pudo ser, sino para impulsarnos a disfrutar del tiempo que tenemos a nuestra disposición. El famoso carpe diem está perfectamente reflejado en una historia emotiva de casi 90 minutos con mucho humor. Abundan las situaciones tan inesperadas como comprensibles que aparecen bien hiladas en escena.
Los actores desprenden mucha
naturalidad y encanto, haciendo que el público empatice con sus personajes. Un cuarto
elemento es el artista madrileño Gelo Nutopía, compositor de la música e intérprete en directo que se vuelve imprescindible sobre las tablas, poniendo letra a los recuerdos y sentimientos que se cuelan en la sala, envolviendo a los presentes con las emociones de los protagonistas.
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