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viernes, 1 de julio de 2016

La guerra ha comenzado

EXTRA!

Se cumplen 20 años de una de las mejores cintas de alienígenas de la década de los 90. 'Independence Day' no podía ser más simple y patriótica, pero es difícil olvidar el disfrute que provocaba. El director alemán Roland Emmerich no se había planteado afrontar una secuela y mucho menos sin la presencia de su gran protagonista, el popular y carismático actor Will Smith, pero ante tal agujero negro de ideas que experimenta el imperio hollywoodense en los últimos tiempos, la productora no ha podido esperar más y, por fin ve la luz 'Independence Day: contraataque', que llega a la cartelera española este viernes 1 de julio generando opiniones de todo tipo.

Han pasado dos décadas desde que Estados Unidos tuvo que enfrentarse a una invasión de extraterrestres casi apocalíptica. Unos años en los que se ha intentado mejorar para evitar una nueva batalla de tales características, pero la tecnología no avanza al mismo ritmo en la Tierra que en otros lugares. Cabía la posibilidad de que se repitiera un nuevo ataque y, por eso mismo, la unión de las naciones es más estrecha que nunca, pero jamás hubieran pensado que la amenaza sería aún mayor y que su defensa no serviría de nada. Ya no está el capitán Steven Hiller (Will Smith), uno de los héroes que salvó el mundo, pero sí su hijo Dylan (Jessie T. Usher), que junto al teniente Jake Morrison (Liam Hemsworth) y su prometida Patricia (Maika Monroe), la hija del antiguo presidente Whitmore (Bill Pullman), intentarán volver a vencer con el apoyo y conocimiento del científico David Levinson (Jeff Goldblum).

Las comparaciones son inevitables. Ambas partes poseen un ritmo dinámico que, por momentos, se vuelve vertiginoso. Sin embargo, en esta ocasión, la suma de las subtramas genera cierto caos en el argumento principal, pesando fuertemente en el desarrollo de la narración y en determinadas escenas en las que el tiempo parece ralentizarse demasiado. Los toques de comicidad se agradecen por los necesarios guiños a la primera cinta, pero en las situaciones de mayor tensión rozan lo absurdo, reforzando la inverosimilitud en pleno clímax. Emmerich muestra un patriotismo exacerbado, dejando en manos del país la resolución de la invasión, mientras que el resto se convierte en meras marionetas del destino.


Su inicio sirve para presentar a los nuevos personajes, pero pronto se percibe que ninguno de ellos posee un protagonismo evidente. Así como Will Smith destacó por encima de sus compañeros hace 20 años, el autor no ha querido que tanto Usher como Hemsworth hereden el papel de héroe y, aunque comparten su propia historia, los dos amigos resuelven sus diferencias a la menor oportunidad, sin captar la atención del espectador. Lo mismo ocurre con el resto de actores, relegados a un segundo plano. El regreso de Pullman es más salvable que el de Goldblum, que aunque cumple las expectativas pierde su atractivo a mitad de la cinta. Junto a él se suma Gainsbourgh, completando la vertiente más científica de la producción para justificar cada avance.

Con mayor presupuesto, el cineasta ha optado por hacer más hincapié en el apartado técnico. A su equipo se une el director de fotografía alemán Markus Förderer, que construye un magnífico panorama visual repleto de efectos especiales muy bien cuidados. Los compositores austriacos Harald Kloser y Thomas Wanker repiten experiencia con el autor, al que acompañan desde la impactante 'El día de mañana', una cinta que para el realizador supuso un regreso al cine de catástrofes tras el estreno de 'El patriota'. Atrás quedan los días en los que el artista británico David Arnold parecía indispensable en los títulos más llamativos de Emmerich, aunque el paso del tiempo no perdona y las productoras tampoco.

'Independence Day: contraataque' no puede negar que ha nacido con la única excusa de entretener, un objetivo que queda demostrado con el cuidado que recibe el aspecto técnico, revelando una espectacularidad de la que muchos seguidores de su primera parte hubiesen querido disfrutar. Quienes acudan con grandes expectativas sólo encontrarán un producto hollywoodense más, mientras que los espectadores que deseen rememorar la experiencia vivida hace 20 años sacarán un potencial mayor a la película, aunque sin superar su origen. La guerra no ha hecho más que comenzar.


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