lunes, 12 de septiembre de 2016

¿Se puede curar la idiotez?

EXTRA!

En una sala abarrotada, asistimos a la representación de 'Idiota' un día antes de su estreno absoluto en Madrid. La obra da el pistoletazo de salida al proyecto suicida y excitante que Kamikaze Producciones ha puesto en marcha, la compra del Teatro Pavón y su conversión en el Teatro Kamikaze. Con el ánimo de convertir este espacio en un lugar de encuentro entre las artes escénicas y su público, el dramaturgo Miguel del Arco, el actor Israel Elejalde y los productores Aitor Tejada y Jordi Buxó reciben a los asistentes y agradecen su presencia.

¡Comienza la función! Aparece el actor Gonzalo de Castro, que interpreta a Carlos, un hombre que acepta formar parte de un experimento científico mundial que tiene por objeto determinar cómo se puede curar la estupidez. Con humor y estilo cinematográfico, el público se va enterando de las miserias ocultas del protagonista, no por ello menos cómicas. ¿Se trata sólo de un pobre desgraciado al que la ciencia puede ayudar para mejorar su vida?

La réplica se la da la actriz Elisabet Gelabert, que representa a Edel, una correcta científica alemana que, con su insistencia en seguir al pie de la letra el método científico y apoyada por un acertado juego de luces que recuerda a algunas películas de ciencia ficción, va desvelando el verdadero motivo del estudio. La comedia va tornando en thriller y el espectador no puede sino cuestionarse todo. La verdadera motivación del experimento está escondida.


Dirigida por Israel Elejalde, 'Idiota' es una obra de hora y veinte minutos que interpela directamente al patio de butacas. Por un lado, haciéndole pensar acerca de las preguntas ingeniosas que Edel realiza a Carlos y, por otro, motivándole a desvelar el interés que la comunidad científica puede tener en un hombre como este. Una mezcla de sentimientos se va apoderando de la sala. Las carcajadas van acallándose, dando paso a cierta angustia, y finalmente a un potente momento de reflexión.

Este texto de Jordi Casanovas, que se puede disfrutar en la capital hasta el próximo 30 de octubre, recuerda a la aplaudida obra 'Famélica', de Juan Mayorga, y nos hace replantearnos nuestro papel en una sociedad dormida y reflexionar sobre la aceptación de la humillación o del maltrato. El poder nos manipula sin que nos demos cuenta, pero también lo aceptamos una vez que somos conscientes. ¿Hasta cuándo seguir siendo igual de idiotas?

Reflexión, humor e intriga son los ingredientes de un montaje que pone en pie a todo el público de la sala. Es difícil distinguir si aplauden con tanta efusividad a los actores, que realizan un trabajo excelente, o al proyecto puesto en marcha por Kamikaze, que ha despertado una ilusión compartida por muchos. Quizá a ambas cosas. Dos propuestas valientes y necesarias que nos hacen ver con optimismo el comienzo de la nueva temporada teatral en Madrid.


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