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miércoles, 5 de octubre de 2016

Rita da el cante en Leganés

EXTRA!

Es un hecho innegable que cada vez son más quienes se dan cuenta de que, además de una carta digna, un buen restaurante se convierte en un imprescindible si sorprende en su trato al cliente y decoración. En una ciudad como Madrid, en la que cada día abren nuevos locales que buscan innovar para enamorar a foodies, turistas y vecinos, tener en cuenta estas tres claves es esencial a la hora de arriesgar en el sector de la hostelería.

Con apenas cinco meses de vida, Rita la Cantaora se ha convertido en uno de los restaurantes más especiales del sur de la capital. A dos pasos de la estación de tren y metro de Leganés Central, en el número 43 de la calle Juan Muñoz, se encuentra un espacio hogareño con mesas y paredes de madera, sillas retro, colores pastel por todo el espacio y bancos llenos de cojines, fruto del trabajo de la diseñadora Marta Banús, responsable de la decoración de espacios tan populares como Le Cocó o El Columpio.

A la elegancia del sitio, dividido en dos pisos, se suma la pasión de su dueño y hostelero, Juan Garrido, un hombre con 10 años de experiencia en el sector, que apuesta por descentralizar un concepto más propio del barrio de Malasaña que de una ciudad obrera donde, sin embargo, apuestas como Minuit o La Martínez señalan que en la periferia también hay un público que agradece tener a mano diferentes locales que vayan más allá de lo habitual.


El chef ejecutivo y profesor de la escuela de cocina de Leganés, Juan Manuel Calvo, tiene mucho que ver en el acierto de una propuesta con sabores caseros, internacionales y con ciertos toques de fusión que se presenta en una carta que arranca con entrantes como el salmorejo de cerezas, un tronco de foie caramelizado con higos y diferentes tipos de empanadillas japonesas (gyozas) y croquetas. El fast food se convierte en una clase maestra con la hamburguesa, el perrito y la pizza de la casa, dando paso a diferentes pescados y guisos, además de cuatro tipos de ensaladas que satisfará a todo tipo de paladares.

Para aquellos que apuesten por la carta, será un acierto dejarse llevar por el queso de cabra con miel y mostaza antigua que llega caliente, gratinado y con un delicioso sabor. Tampoco fallarán quienes prueben algunas de sus crujientes croquetas (las tienen de jamón ibérico con mahonesa de curry; de morcilla, manzana y almendra; y de gambas al ajillo con alioli verde), disponibles en formato de cuatro y ocho unidades. Nos encantó el tamaño y presentación de la ensalada de berenjena, feta, aceituna calamata, piñones y berros, aunque bien es cierto que este es un plato para aquellos que disfruten de los sabores fuertes por la mezcla del berro y el queso feta.

Es comprensible que las gyozas de rabo de toro con soja y curry rojo sea uno de los platos estrellas del restaurante, presentadas en una pequeña bandeja de mimbre y acompañadas de una salsa con la textura de un buen puré, que combina bien con las cuatro piezas templadas del guiso. Que ningún amante del arroz se marche sin probar el exquisito risotto de trufa y foie, aunque la alargada focaccia de vieira, asadillo de pimientos y alioli también enamora. El bacalao confitado con boletus y langostino o el lomito de cordero con membrillo y cous cous de verduras son dos de las especialidades a la hora de escoger entre lonja y granja.


Más allá de las 40 posibilidades que conforman una carta cuyos platos varían entre los 4,50 y los 18 euros, Rita la Cantaora ofrece un menú del día a 10,50 euros, además de una amplia oferta de desayunos y meriendas en las que hincarle el diente a dulces como la tarta de zanahoria, la red velvet o una porción de tarta de cumpleaños feliz, con chocolate y galletas. Su horario continuo, desde las ocho de la mañana a la medianoche (hasta las 02.30 h. los viernes y sábados, para los nocturnos que quieran probar su coctelería) es un plus para aquellos que quieran conocer el local en cualquier momento.

El cuidado emplatado, la extensa bodega (más de 20 referencias servidas por botella) y la posibilidad de probar las cervezas especiales de Casimiro Mahou, además de la siempre acertada Alhambra 1925, suman puntos a un local que ha sido muy bien recibido por familias, parejas y grupos de amigos. A sólo 20 minutos del centro de Madrid, Rita la Cantaora hace oír su voz gracias a la calidad de su producto y a una puesta en escena de primera.

Texto de David Molina.

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