Era una delicia observar a los tatuadores concentrados en su obra y a los ilustradores alejados de la realidad, flotando en su propio mundo mientras creaban un universo de color y líneas, un año más, en Madrid Ifema. El Festival de Tendencias Urbanas Mulafest volvió a celebrarse por sexto año en la capital, del pasado viernes 30 de junio al domingo 2 de julio, para placer de los amantes de una cita en la que Warhol, un lubricante de piña y piezas teatrales compartieron espacio en armonía.
Bajo el lema de 'Custom Edition', la feria sigue expandiendo
sus redes gracias, sobre todo, a un espacio denominado 'La Caja Roja' en el que
se llevaron a cabo diferentes performances, un ciclo de documentales lésbicos,
gay, transexual, bisexual y queer (LGTBQ), y una serie de actuaciones de 15 minutos que subieron la temperatura de los asistentes. Aunque un cartel
en la entrada recordaba que estaba prohibida la entrada a los menores
que no fueran acompañados de un adulto, lo cierto es que las obras que
se encontraban dentro deberían poder ser admiradas por cualquiera. Con una
riqueza temática (y de soportes) envidiable, en ella era posible suspirar con
obras de grandes creadores como el pintor inglés David Hockney, el dibujante Tom de Finlandia y la fotógrafa española Isabel Muñoz.
Quizá el palpable erotismo fue lo que llevó a los organizadores
a poner la advertencia mencionada, aunque a estas alturas una felación, un
beso apasionado entre dos hombres o una espalda velluda no deberían impactar. Así, los perfiles de Batman y Robin dentro de un corazón del portugués
Pedro Almeida o las viñetas contra el amor romántico de Manuel Bartual tienen
más de educativo que de polémico. Y es que bajo el nombre de 'Sexualidades. Erotismo y diversidad en la Colección Visible', el pabellón dos tuvo en esta exposición uno de los puntos
fuertes de esta edición, muy concienciada en la necesidad de reflexionar sobre la
diversidad sexual, coincidiendo con las celebraciones del World Pride.
Por otra parte, la Madrid Tattoo Convention acogió una
fuente de talento, creatividad y participación en el pabellón cuatro, donde fue
posible disfrutar de una de las mayores concentraciones de tatuadores en
España, con el apoyo y la participación activa de la Federación Española del
Tatuaje (FET). No fueron pocos los que se animaron a realizarse allí mismo
una nueva obra en alguna parte de su piel.
En esta misma localización se situó una exposición
de más de 30 motos presentadas como piezas de coleccionista por su pintura,
diseño, mecánico o personalización. A pesar de los exquisitos modelos, costaba
no girar la mirada hacia el espectacular trabajo del escultor madrileño Ángel Cañas, donde una serie de figuras creadas con neumáticos viejos impresionaron a
todos los que pasaban por allí. Admirable y necesario ejemplo de arte y
ecología, con denuncia medioambiental implícita.
En el exterior de los pabellones y bajo el nombre de 'La Isla Gely', los asistentes pudieron descansar y llenar el estómago en los diferentes
puestos de comida instalados para la ocasión. Así mismo, un escenario fue acogiendo
diferentes actuaciones, aunque la bajada de temperaturas de los últimos días no
animase a pasar demasiado tiempo en la zona diseñada por el colectivo
de diseñadores y arquitectos Zuloark. Con un horario de 12.00 a 00.00 h. y
entradas desde los 15 euros (lo que probablemente hizo que la asistencia al
evento no fuera masiva), Mulafest sigue recordando que el arte puede
estar en las paredes de un museo, en el diseño de un vehículo e incluso en la piel
de cada uno.
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