EXTRA!
De unos años a esta parte, la aún desconocida Corea ha ido lanzando al exterior muestras de todo lo que puede ofrecer más allá de sus fronteras, algo que ha suscitado curiosidad entre los grandes círculos culturales de Occidente. Cine, música, gastronomía... ninguna de las artes de esta pequeña península deja indiferente al público, ¿pero qué hay más allá de los ídolos del K-pop o el delicioso kimchi? ¿Cuánto se muestra realmente de su cultura a través del bombardeo tecnológico?

De unos años a esta parte, la aún desconocida Corea ha ido lanzando al exterior muestras de todo lo que puede ofrecer más allá de sus fronteras, algo que ha suscitado curiosidad entre los grandes círculos culturales de Occidente. Cine, música, gastronomía... ninguna de las artes de esta pequeña península deja indiferente al público, ¿pero qué hay más allá de los ídolos del K-pop o el delicioso kimchi? ¿Cuánto se muestra realmente de su cultura a través del bombardeo tecnológico?
Enmarcada dentro de la programación del
Festival de Cultura Coreana y de la XX edición de PhotoEspaña, la exposición gratuita 'Imaging Korea. Más allá del pueblo, la tierra y el tiempo', comisariada
por Seok Jaehyun, invita a realizar un
viaje en el tiempo a través de la historia de Corea.
Dividida en dos sedes, la mayor parte de las obras se encuentran en la sala de exposiciones B The Travel Brand Xperience (C/ Miguel Angel, 33),
con un broche final más colorista en el Centro Cultural Coreano (Paseo de la Castellana, 15). Abierta hasta el próximo 18 de agosto, reúne 78 fotografías que
reflejan la mirada de siete fotógrafos del país asiático con trabajos muy diferentes
pero un denominador común: su tierra.
En B The Travel Brand Xperience destacan los recuerdos y añoranzas (en blanco y negro) de los artistas Kang Woongu, Kwon
Taegyun y Lee Gapchul, que llevan más de 30 años capturando momentos hasta lograr reunir resquicios de la rápida evolución social. Cada uno aporta un punto de vista
diferente, una interpretación personal del desarrollo vertiginoso de Corea del Sur con la elegancia que les caracteriza. Brillan piezas centradas en la época de la industrialización de los años 70, principios de los 80 en el caso de Taegyun, donde los
autores dirigen su mirada al extrarradio, poniendo el foco en aquellas zonas a las que la
tecnología aún no ha llegado y las costumbres perduran intactas.
Uno de los puntos fuertes de esta primera parte de la exhibición es el trabajo de Gapchul, al que acompañan más de 40 años
de profesión y un aire mucho más espiritual que sus compañeros. Golpeado por la progresiva pérdida de la tradicionalidad que habita en
sus recuerdos de infancia, se aprecia el constante intento de capturar la
naturalidad, el realismo y la espontaneidad del momento para convertir lo efímero en eterno. Bajo el subtítulo 'Conflicto y reacción', su obra presume de líneas diagonales que conforman encuadres espectaculares con una
expresividad única. En sus imágenes abundan las personas con vestimenta religiosa, mostrando cómo se vivía y
sentía en tiempos recientes.

Los fotógrafos Kim Jungman, Park Jongwoo, Cho Daeyeon y
Seo Heunkang no se quedan atrás, completando el proyecto a
través de piezas coloridas que impregnan de una magia especial las paredes
del Centro Cultural Coreano. Aunque aquí se observe una muestra menos extensa por autor, la calidad sigue siendo óptima. Sin entrar en el
modernismo, se aprecia un aire más actual en esta parte, con un
reflejo del principal problema político que desde hace décadas sufre la península, su relación con la tradición, así como una
línea temporal que compara pasado y presente.
Debido a su notoriedad en la actualidad, es importante subrayar la sección dedicada a Park Jongwoo, autor que toma un foco muy distinto al de sus compañeros, retratando la frontera intercoreana, más conocida
como la zona desmilitarizada coreana, cuatro kilómetros de territorio que limitan
las dos Coreas y que, debido a su aislamiento, ha generado un espacio natural
único. Completamente invadido por la naturaleza, con una flora y especies
animales excepcionales, el lugar traslada mucho tiempo atrás a quien observa.
Una cita que deja de lado la imagen publicitaria de un país lejano para abrir camino a lo más profundo del espíritu
coreano a través de miradas y paisajes que relatan una historia milenaria que merece la pena
pararse a observar. Alejados del ruido, el maquillaje y el picante, los hay que llegarán a oler los campos, sentir la brisa y oír los rezos. Un espacio que cambiará el concepto del tiempo para el que quiera pensar en el constante cambio y hasta en uno mismo.
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