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martes, 11 de julio de 2017

Música, muerte y miseria

EXTRA!
Segunda edición de Mad Cool Festival

El espacio  multiusos situado en el barrio de San Fermín La Caja Mágica volvió a acoger el festival Mad Cool del jueves 6 al sábado 8 de julio de 2017. La segunda edición llegó dispuesta a consolidarse como una de las citas imprescindibles del panorama musical español, con cinco escenarios y un cartel de excepción para tres días de celebración que desgraciadamente se vieron ensombrecidos por el fallecimiento del bailarín especializado en danza aérea Pedro Aunión mientras ejecutaba un número delante de miles de asistentes. Una muerte escalofriante retransmitida por las pantallas del evento, a pesar de lo cual y de forma inexplicable todo siguió adelante durante ese mismo día y el siguiente.

¡QUE VIVA EL ROCK!
Primera jornada
Quique González en Mad Cool

La lluvia parecía la última confirmación de un festival que, por suerte, sólo tuvo que enfrentarse a ella en sus dos primeras horas de apertura. Así, una de las promesas británicas más laureadas de los últimos tiempos, George Ezra, sorprendió a fieles y curiosos con un set de 40 minutos en el que sonaron con fuerza temas entre el blues y el folk como 'Budapest' y 'Barcelona'. Eran las siete de la tarde y a pesar del tiempo, ni Ezra ni el cuarteto femenino de indie rock Warpaint estuvieron solos frente a la lluvia. Ambas formaciones recibieron grandes ovaciones, a pesar de que las chicas de Los Ángeles, que brillaron con 'Beetles' y la bailable 'New song', necesitan aún rodaje en grandes escenarios.

Extraño fue, sin duda, lo que ocurrió con los estadounidenses The Lumineers, que con más de 20 minutos de retraso se limitaron a presentar siete temas que contentaron a los presentes gracias a un infalible 'Ho Hey' que no tardó en llegar. A las ocho aparecía sobre el escenario Radio Station el cantante y compositor madrileño Quique González junto a la banda Los Detectives. Se esperaba un concierto prometedor, pero los continuos fallos de sonido jugaron en su contra. Aun así, el grupo consiguió meterse al público en el bolsillo con temas tan coreados como '¿Dónde está el dinero?' junto a las famosísimas 'Salitre' y 'La ciudad del viento'. Mención especial merece Carolina de Juan (Nina), voz del grupo Morgan, que hizo gala de su talento con 'Charo' y en uno de los momentos más emotivos al interpretar 'De haberlo sabido'.

A esa misma hora, la banda inglesa FOALS lanzaba desde el escenario Koko UK su propuesta marcada por el baile y la diversión. Sonido perfecto y conexión inmediata con el público al comenzar con uno de sus grandes temas, 'Mountain at my gates', y elegir un cuidado repertorio que no dejó de lado las coreadas 'Spanish Sahara' y el hit 'My number'. Con su singular sonido guitarrero y minimalismo electrónico, los de Oxford cerraron su contundente directo con 'What went down' ante un público que ya sólo parecía pensar en que la actuación más potente de la jornada estaba a punto de comenzar.

Belle and Sebastian en Mad Cool

A las 10 de la noche llegó el plato fuerte de la jornada con Foo Fighters. Una esperadísima actuación desde que la banda de Seattle se viera obligada a cancelar su cita en España tras los atentados de París en el año 2015. Dave Grohl y los suyos conquistaron a los miles de asistentes desde los primeros acordes de 'Everlong', llevándolos al éxtasis en un recorrido de dos horas y media por su dilatada trayectoria, con momentos mágicos como la versión lenta de 'Big me' o un cierre apoteósico con 'Best of you'. Una pena, eso sí, que debido a las lluvias las pantallas laterales permanecieran apagadas durante todo el concierto. Programar a los australianos Jagwar Ma a la misma hora permitió comprobar que existen fieles seguidores de un trío de rock psicodélico que tocó temas de su álbum debut 'Howlin', alternando canciones de su segundo disco, 'Every now and then', más dinámicas y bailables.

Con Foo Fighters en escena, la prestigiosa banda escocesa Belle and Sebastian comenzó derrochando simpatía al pedir perdón por haberse traído la lluvia desde Escocia. La banda, caracterizada por su estética sesentera y su pop cristalino, ofreció un repertorio muy versátil en el que no faltaron clásicos como 'I'm a cuckoo' y 'The boy with the Arab Strap'. El concierto se convirtió en una fiesta multitudinaria, sobre todo en su segunda mitad, con la subida al escenario de numerosos asistentes y grandes hits como 'The party line' y 'I didn’t see it coming'. Cerca de la una de la madrugada, el estadounidense Kurt Vile abría una de las actuaciones más hermosas de la primera jornada, a pesar de la dificultad que siempre entraña salir justo después que la banda más fuerte. Centrado en los temas de su último disco, 'B'lieve I'm going down...', el talento pudo más que su timidez.

La jornada continuó hasta bien entrada la madrugada con diferentes propuestas electrónicas, como la de los vizcaínos WAS. A pesar de tener a sus fans en espera de nuevo disco desde 2013, su sonido sigue atrapando a la audiencia incluso en el escenario interior que se les asignó, donde la aglomeración de gente hacía bastante difícil disfrutar de la música, entre puestos de comida y colas infinitas.

ERA LA NOCHE DE PEDRO
Segunda jornada
Alt J en Mad Cool

El arte también tuvo su sitio en la denominada Mad Cool Gallery. Situada a la entrada del recinto, en ella se pudo disfrutar, durante los tres días del evento, de 30 fotografías y 20 pinturas seleccionadas entre quienes mandaron sus propias obras para conseguir un abono para el festival. Las piezas se situaron junto a los pósteres de los artistas diseñados por las propias bandas. Frente a ellas, diferentes puestos de venta propios de cualquier mercadillo hipster y diferentes espacios informativos de marcas comerciales.

La banda madrileña Aurora & The Betrayers tuvo que cubrir a los suecos Peter Bjorn and John, que pasaron a la madrugada por problemas con sus vuelos. La formación de Aurora García es una de las más prometedoras que hemos visto en mucho tiempo, con homenaje al fallecido David Bowie incluido. El suyo fue un recital de categoría a primera hora de la tarde. La banda de punk rock americana RANCID fue atrayendo a cientos de espectadores hacia el escenario principal, donde varios enfrentamientos entre el público de las primeras filas no empañaron una actuación vocalmente espectacular gracias a la potencia de Tim Armstrong y los suyos. De 'Radio' a 'Ruby Soho' abundaron los pogos y la cercanía con los asistentes, que llegaron a compartir foso con el vocalista al final del concierto.

Anochecía cuando sobre el escenario Koko UK apareció la banda inglesa Alt-J con una escenografía realmente llamativa que incluía pantallas LED y barras luminosas. Arrancaron con el sencillo de su último trabajo '3WW', dejando claro que su actuación estaría marcada por un directo explosivo, conseguido, sobre todo, por la batería de Thom Sonny Green. Los temas más recientes como 'In cool blood' dejaron patente que el grupo ha dado un giro hacia el folk electrónico. Al mismo tiempo, el estadounidense Ryan Adams tocaba en el escenario Radio Station. En la primera de las dos paradas que ha realizado en España presentando su último trabajo, 'Prisoner', el prolífico guitarrista hizo las delicias de los asistentes demostrando su buen hacer con piezas como 'Do you still love me', 'To be young' y 'Doomsday'.

Green Day en Mad Cool

Tras ellos llegaban los más esperados de todo el festival: Green Day, pero antes había programada una performance organizada por la compañía de artes escénicas In Fact. El consumado bailarín aéreo Pedro Aunión Monroy realizaba acrobacias a 30 metros de altura mientras sonaba 'Purple Rain' en homenaje a Prince. Y sucedió lo peor. En un cambio de cuerda para terminar el número, Aunión perdía toda sujeción y se precipitaba al vacío ante la mirada de miles de personas que contemplaban el número.

Todo lo que vino a continuación es difícil de describir. La mayoría de los asistentes pensaron que aquello formaba parte del espectáculo o que una lona de seguridad esperaba al artista. Y se hizo el silencio. El concierto no comenzaba. Tras media hora de retraso, un animador vestido de conejo salía a entretener al público a ritmo de The Ramones y finalmente la banda californiana subía al escenario. Treinta años de punk y power pop que hicieron vibrar al público como nunca, frente y sobre el mismo escenario, en el cierre de su gira europea.

Tres horas de grandes éxitos. Tres horas de música y baile. Tres horas en las que nadie se molestó en informar sobre lo que había sucedido. A las cuatro horas y media del suceso, el festival hizo circular un escueto comunicado donde informaban de la muerte de Aunión, que hacía más de tres horas se hizo pública en los grandes medios de todo el país. Mención especial merece la banda inglesa Slowdive, que ante el fallecimiento del trabajador decidió suspender su actuación. Durante el resto de la noche la sombra del suceso impregnó los ánimos de quienes sabían lo ocurrido. Seguir hablando de música o fiesta carece de sentido.

¿CUÁNTO VALE UNA VIDA?
Tercera jornada
Pedro Aunión falleció en Mad Cool

Después del accidente fatídico de Pedro Aunión y de que las escabrosas imágenes circularan por todos los medios y redes sociales, la organización del festival envió a la prensa, 15 horas después de lo ocurrido, un comunicado más extenso donde achacó su silencio y la decisión de continuar con el festival a razones de seguridad aconsejadas por entidades indeterminadas. Una serie de puntos que sonaron más a pretextos que a explicaciones razonables o disculpas y que de ningún modo justifican la frialdad e inacción que la organización mantuvo.

A las siete de la tarde se convocó una concentración en el acceso principal del festival por parte de la Unión Estatal de Sindicatos de Músicos, Intérpretes y Compositoras; secundados por la Unión de Actores y Actrices, el sindicato de Técnicos Audiovisuales y Cinematográficos del Estado (TACE) y CNT Gráficas. Apenas unas 50 personas se reunieron para protestar por lo acontecido y dar visibilidad a las penosas condiciones de los trabajadores del sector de las artes escénicas. Tras la breve lectura del comunicado, la reunión dio lugar a increpaciones a los asistentes que hacían cola para acceder al festival, empañando tristemente la realidad de la reivindicación.

Dentro del recinto, la celebración siguió ajena a lo ocurrido. Ninguna de las bandas canceló sus conciertos, aunque algunas como M.I.A., Belako o Fuel Fandango dedicaron algún momento a recordar a la víctima. El único homenaje oficial sucedió a la hora en que estaba programada la performance de la tercera jornada. Un mensaje en las pantallas de todos los escenarios recordó al artista al ritmo de la canción que sonaba durante el accidente. Nada más. 

Concentración por Pedro Aunión

Cuesta comprender que se tenga el estómago de continuar con un evento festivo después de haber presenciado una muerte como la del intérprete, creador, coreógrafo y bailarín pionero en danza aérea. Cuesta pensar que alguien tenga ganas de tocar o de bailar. Y aún más difícil es plantearse cómo los responsables del evento pueden ser capaces de parapetarse en el silencio, limitándose a lanzar unos comunicados mal y tarde.

En España, unos 600 trabajadores fallecen cada año ejerciendo su profesión, ya sea por fallos de seguridad o por errores fortuitos. Una lista de víctimas que, por motivos que escapan a la comprensión más elemental, permanece sistemáticamente silenciada. Aunión se convirtió en la cara visible de esta siniestra realidad y la reacción acontecida un buen ejemplo de lo que los responsables y la sociedad insisten en negar.

Muchos de los que no pudimos continuar celebrando el festival seguimos intentando entender cómo puede ser que todo siguiera como si nada. El arte está con nosotros para emocionarnos, para removernos, para hacernos reflexionar sobre aquello que a veces se nos escapa. Cuando la muerte aparece de forma tan real en mitad del ejercicio artístico, la incapacidad de conmovernos debería llenarnos de espanto. La celebración tiene su momento y la muerte tiene el suyo. Pasar sobre los muertos, sobre los cadáveres aún calientes, es algo terrible. Pedro Aunión merecía nuestro respeto, ser velado y reconocido. No tuvo más que algunas líneas y un par de minutos de música. Nada de aquello debió pasar. Pero ocurrió y por ello nuestro corazón y nuestras palabras no pueden dedicarse sino a la injusticia que padeció. Que la tierra te sea leve, amigo.


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