
Tras el mes de septiembre más caluroso en España en lo que llevamos de siglo XXI y después de un año en el que el Ayuntamiento de Madrid se ha visto obligado continuamente a restringir el tráfico en el centro de la ciudad debido a los altos niveles de contaminación, llega a las salas 'Una verdad muy incómoda: ahora o nunca', la secuela del documental que ha hecho mundialmente conocido el vínculo del exvicepresidente Al Gore con la lucha contra el cambio climático y sus efectos.
Más de 10 años después de la cinta que dirigió David
Gugegenheim en 2006, que se alzó con dos estatuillas en los Oscar, la
secuela dirigida por Bonni Cohen y Jon Shenk, que se estrena este viernes 6 de octubre, no tiene mucho que aportar, salvo revisar
el estado de la cuestión y mostrar a un Al Gore que se erige en
salvador del planeta. Siendo así, lo mejor del documental es que se
vuelve a poner sobre la mesa que las consecuencias del cambio climático cada
vez tienen más impacto en la vida cotidiana, hecho que en muy pocas ocasiones se llega
a explicar en los medios de comunicación.
La producción presenta una supuesta odisea de Al Gore que le
lleva a través de Groenlandia, India, Europa y Estados Unidos para comprobar de
cerca cómo Miami es una de las ciudades del mundo en mayor riesgo
debido al aumento del nivel del mar o cómo las altas temperaturas en la India
hacen que los zapatos se peguen al asfalto.
A pesar de ello, llama la atención el optimismo exaltado que se muestra al final del documental, con el crecimiento de la energía eólica y solar. Todo parece patrocinado por Solar City, la empresa fundada por el megalómano Elon Musk, a la que desde luego no se le puede quitar méritos en su avance tecnológico para aprovechar la energía solar.
A pesar de ello, llama la atención el optimismo exaltado que se muestra al final del documental, con el crecimiento de la energía eólica y solar. Todo parece patrocinado por Solar City, la empresa fundada por el megalómano Elon Musk, a la que desde luego no se le puede quitar méritos en su avance tecnológico para aprovechar la energía solar.

Sin embargo, donde el documental fracasa es
en mostrar una visión victoriosa del Acuerdo de París, cuando todos
los movimientos ecologistas lo tacharon como un retroceso en cuanto a que se
trataba de un simple acuerdo de mínimos. Para profundizar en este tema y en
otros muchos relacionados con el cambio climático es altamente recomendable
leer el ensayo 'Esto lo cambia todo', de la periodista canadiense Naomi Klein.
No obstante, también se muestran puntos interesantes como el
hecho de que el desencadenante de la guerra de Siria y de la crisis de refugiados fue una de las mayores sequías registradas en el país. O el
trabajo del observatorio Deep Space Climate Observatory (DSCOVR), con el primer
satélite dedicado exclusivamente al seguimiento de los cambios que se van
sucediendo en la Tierra.
Lo cierto es que los 100 minutos que dura la cinta no aporta nada nuevo en cuanto a las posibles soluciones, a diferencia de otros documentales, como el francés 'Mañana', que muestra propuestas concretas que ya se están llevando a cabo. El film se cierra abruptamente con la llegada de Donald Trump al
poder y un mensaje positivo: si los políticos se niegan a
liderar, serán los ciudadanos quienes lo hagan. Y así tendrá que ser si queremos salvar nuestro planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario