EXTRA!

Tras su estreno en el Festival de Sundance hace un año y en Estados Unidos el pasado mes de noviembre, el viernes 26 de enero llega a las salas españolas 'Call me by your name'. La cinta adapta la novela homónima del egipcio André Aciman. Con el italiano Luca Guadagnino a la dirección, el largometraje relata la historia del joven Elio (Timothée Chalamet), hijo de un profesor de Arqueología que pasa las vacaciones con su familia en una apacible villa italiana a la que llega Oliver (Armie Hammer), un estudiante que pasará el verano con ellos para ayudar al maestro en sus investigaciones. Pronto, Elio y Oliver tejerán una complicidad que trasciende la amistad hasta convertirse en un rito de paso del amor y el sexo.
La película llega avalada por cuatro candidaturas a los Oscar, entre las que se encuentran las de mejor película y mejor actor (Timothée Chalamet), además de guion adaptado (un trabajo impecable de James Ivory) y canción (por 'Mystery of Love', del cantautor americano Sufjan Stevens). Nominaciones apoyadas en una trama tan deliciosa como desgarradora en la que, pese a una atmósfera con la que quizá pocos se puedan identificar (un ambiente intelectual y de riqueza, estudiantes de intercambio, veranos de lujo…), los sentimientos resultan tan reconocibles y reales que resulta imposible despegarse de la pantalla hasta los títulos de crédito finales.
Buena
parte de su éxito se debe precisamente a la interpretación de sus protagonistas. Chalamet ('Lady Bird') pasa de la despreocupación al nerviosismo y de ahí a la rabia, al llanto y a la
excitación con una sorprendente soltura a sus 22 años. Resulta difícil imaginar un retrato mejor de un adolescente,
incongruente y confuso pero a la vez absolutamente humano, vulnerable y
anhelante de amor y respeto frente al terrible mundo que le rodea.

Le
acompaña Armie Hammer ('El llanero solitario', 'Animales nocturnos') como Oliver, que con algunos años de ventaja, su extrovertido carácter y un físico espectacular entablará un romance
apasionado con el joven. Una pareja interpretativa que funciona como un reloj,
recogiendo todos los matices de una relación delimitada a cada paso por los
tabúes de la diferencia de edad y la homosexualidad sin caer en la exageración
ni la frivolidad, midiendo cada descarga emocional con exquisitez.
La canción por la que optó al Oscar el estadounidense Sufjan Stevens es una absoluta delicia que, como el resto de composiciones de la banda sonora, ayuda al relato con contundencia y discreción. Con tendencia hacia lo instrumental, la música resulta un
acompañante que en ningún momento se hace intruso pero sin el cual es
imposible entender la narración.
No
cabe duda de que Guadagnino es la
pieza que hace que 'Call me by your
name' haya conseguido despuntar esta temporada. El coming-of age es un género que en los
últimos cinco años goza de buena salud, así como del cariño del público. La propuesta
del paso de la adolescencia a la madurez desde la homosexualidad no es
novedosa, con recientes producciones de la talla de 'Moonlight' o 'La vida de Adèle'. Además, la
película del italiano se aleja de la estética y los planteamientos más indies de otros éxitos del género como 'Juno', 'Las ventajas de ser un marginado' o la serie recién estrenada por Netflix
'The end of the f***ing world'.

¿Qué
es entonces lo que trae de nuevo 'Call
me by your name'? Natural, apasionada y verídica sexualidad. Porque no deja
de resultar llamativo que en las cintas antes mencionadas el sexo sea
anecdótico, infrarrepresentado o aborrecible. Y si hay una piedra angular durante la
adolescencia es el despertar sexual. Guadagnino
hace gala de su origen mediterráneo y cambia el trauma por el conflicto para
retratar sin complejos el sexo adolescente.
Hay
escenas que desprenden fogosidad a raudales sin necesidad de mostrar más de lo
necesario al mismo tiempo que retrotraen al coming-of age europeo de la segunda mitad del siglo XX. Es inevitable pensar en 'Los 400 golpes', en 'El ladrón de bicicletas' y sobre todo en el 'Amarcord' de Fellini. Guadagnino no presenta personajes cotidianos ni fantasías
postmodernas, sino emociones universales que trascienden el marco y conmueven en lo profundo porque el espectador también ha estado ahí.
Narrar
sentimientos parece, en ocasiones, un arte perdido en favor de las cabriolas narrativas o
los personajes hipertrofiados. Y ahí reside el éxito de 'Call me by your name': en la cruda sencillez con la que un
adolescente puede pasar a la madurez en los brazos de un hombre
mayor, dejándose el cuerpo y el corazón por el camino. Dos horas de cine con mayúsculas.
Una crítica preciosa, Alberto.
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