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martes, 6 de febrero de 2018

Explosión creativa en el Museo del Prado

EXTRA!
Cai Guo-Qiang

Uno de los principios fundamentales de la energía establece que esta ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Si nos paramos a analizar lo que significa este concepto para la filosofía oriental descubriremos que en el origen de los tiempos nadie creó nada, porque la energía (o el chi) siempre estuvo ahí. Antes de que apareciera el concepto de arte, el ser humano ya trataba de copiar la naturaleza con actos rituales y religiosos. Toda esa belleza ya existía mediante trazos y materiales característicos de cada época.

Podemos entender entonces que el chi es la inspiración del paisajismo milenario oriental shan shui, traducido literalmente como montaña - agua, una transformación imperceptible que todo lo restringe y libera. En torno a este magnífico contraste, el Museo del Prado y ACCIONA presentan la exposición 'El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado' hasta el próximo 4 de marzo.

Nacido en el año 1957 en  Quanzhou (provincia china de Fujian), Cai Guo-Qiang estudió en Shangai para posteriormente dedicarse a multitud de disciplinas artísticas. Catalogado como un creador de instalación, lo cierto es que siempre se ha relacionado de una forma muy estrecha con la pintura. Desde pequeño se obsesionó con uno de los referentes de la pinacoteca madrileña, El Greco. Sin embargo, y a pesar de haber pasado largas temporadas en países tan opuestos como Japón, donde comenzó a explorar con la pólvora, y Estados Unidos, donde reside en la actualidad, no es hasta su edad adulta cuando decide (junto a su hija) seguir las huellas del pintor renacentista, desde Creta hasta Toledo.

Ganador de galardones como el León de Oro en la 48 Bienal de Venecia y el prestigioso Premio Imperial, la del Prado se convierte en la primera exposición monográfica de los últimos 30 años centrada en su obra pictórica, siendo también la primera vez que un artista vivo prepara la muestra en el museo, convirtiendo el fabuloso Salón de Reinos en su particular taller. Así, la exhibición se divide según la tradición musical y literaria china, del inicio ascendente (Qi) al desarrollo (Cheng), pasando por el giro (Zhuan) y la unificación (He). El asiático expone 27 obras creadas con pólvora e inspiradas en el diálogo con los grandes maestros españoles, 19 de ellas realizadas en Nueva York.

'Día y noche en Toledo' en el Prado

La primera sala (Qi) expone la estrecha relación que Cai ha mantenido toda su vida con El Greco. Aquí se incluyen, entre otros, 'Día y noche en Toledo', inspirada en la obra 'Apostolado', donde se comprueba cómo ese cielo quebradizo que tanto llamó la atención del chino toma protagonismo. En un lienzo de grandes dimensiones se alza la ciudad de noche a noche. En 'Pintando el Apostolado del Greco, núms. 8, 9, 6, 3, 10 y 7' se reinterpretan los apóstoles del Greco por duplicado (en su versión positiva y negativa), simbolizando la espiritualidad del autor griego y dejando su propio sello.

La segunda sala (Cheng) presenta un formato más abstracto, con 'Ceremonia negra' y 'Las nubes distantes' como piezas principales. En esta ocasión, el constante enfrentamiento entre la liberación y la contención sirve para dar rienda suelta a la pólvora, centrando su atención en el recuerdo de los seres queridos fallecidos. Esta obra habla de la memoria, con las nubes en un acto de representación de su propia cultura, teniendo en cuenta que en China simbolizan a la familia.

En la tercera sección (Zhuan) se amplían conceptos anteriores con una carga colorista mayor. Se trata, sin duda, de la sala más vibrante, donde se respira lo salvaje, lo incontrolable y la lujuria a través de una pintura paisajista en la que se introducen decenas de hongos, animales y hasta escenas sexuales ocultas. Como protagonista de la sala, y cediendo su nombre a la misma exposición, 'El espíritu de la pintura' domina la zona. Esta fue la última obra gestada en el Salón de Reinos, donde consuma su trabajo de investigación de los últimos dos años.

'Salón de Reinos' en el Museo del Prado

La sala He es la más oscura de todas, con el mencionado salón como tema principal. En la pieza 'Salon de Reinos'Cai intenta acercar al público el alma de los artistas que de una u otra forma pasaron por allí. Una de las obras más potentes del recorrido es la que lleva como título 'Palmira', en la que se recrea el bombardeo del ISIS en la antigua perla del desierto sirio, teniendo como referente 'Los fusilamientos' del 3 de mayo de Goya. Mediante el tratamiento de la luz se actualiza una pieza antigua con una temática terriblemente actual.

El recorrido concluye con una muestra del trabajo de bocetaje y estudio realizado por el autor durante el proceso creativo de la exposición, partiendo con el origen de su relación con el arte a través de una serie de cajas de cerillas pintadas con motivos tradicionales chinos que pertenecieron a su padre, culpable de su pasión artística. Complementa este viaje con olor a pólvora un extracto de 20 minutos del documental dirigido por la directora de cine Isabel Coixet, que aporta una información imprescindible para comprender el trabajo de Cai. Es más que recomendable iniciar la visita con su visionado.

Una cita que ningún amante del arte debería perderse y que supone una potente reinterpretación de la cultura occidental a manos de un artista reconocido mundialmente. Es todo un logro que, cada vez más, los grandes espacios culturales apuesten por acercarse a la cultura asiática y a todo lo que sus artistas pueden enseñarnos.


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