
El pasado 5 de junio fue el Día Mundial del Medio Ambiente. En su afán por reconectar al espectador con la naturaleza, Another Way Film Festival, que celebrará su cuarta edición en octubre, organizó el ciclo 'As human as you', del miércoles 13 al viernes 15 de junio. Con la proyección de tres documentales que se pudieron disfrutar en la céntrica Sala Equis se quiso abrir una reflexión sobre el ser humano y su relación con el planeta.
'Koyaanisqatsi' fue la cinta inaugural del ciclo. Este poema visual dirigido por Godfrey Reggio y producido por el aclamado Francis Ford Coppola, con material rodado durante los años 70 y principios de los 80, no ha perdido en absoluto su vigencia. Es más, quizá el tiempo sólo le ha hecho ganarla. Una film raro y fascinante a partes iguales.
Los hopis son uno de los pueblos
nativos americanos que habita la meseta central de Estados Unidos. Su
nombre quiere decir gente pacífica y, en su lengua, la palabra koyaanisqatsi significa
vida en desequilibrio o vida que exige otra forma de vida. Este cántico tribal es
el punto de unión que recorre el largometraje. Valiéndose de la
contraposición de imágenes, así como de la magnética y minimalista banda sonora de
Philip Glass, vemos cómo la Tierra y el hombre han ido evolucionando, y cómo la
tecnología y el consumo radical han hecho mella en ambos.

Primero, la bella naturaleza intacta. Después, los tractores y edificios dejando sus cicatrices. En medio,
el ser humano en una agitación permanente. Las imágenes que se
muestran pertenecen a la década de los 70, cuando la revolución digital apenas
se iniciaba (aunque ya se apunta su importancia con los microchips). A pesar de que la estética haya cambiado ligeramente, el fondo de la cuestión es el mismo: el consumo desmedido tiene consecuencias
en nuestro entorno.
'Koyaanistqatsi' se constituyó
así como inicio de la Trilogía Qatsi, que después trataría otros
términos hopis como la vida en transformación o la vida como guerra. El origen representa con acierto el momento en el que nos encontramos, cuando no sólo hemos arado los campos y modificado el paisaje de nuestras ciudades, sino que también estamos contaminando los mares y océanos con
residuos plásticos al mismo tiempo que hay una fuerza extractivista que nos conduce al desastre.
Este largometraje
experimental no necesita diálogos para dejar al espectador sin palabras, al
mismo tiempo que intenta conectar con la parte más ancestral del ser humano.
Está claro que no es una producción para todo el mundo, pero quienes busquen una
experiencia que les haga reflexionar sabrán apreciar esta historia
sobre la vida en desequilibrio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario