Hay que tener criterio. No hay semana que no abra en la ciudad un buen número de locales que llenen las redes sociales y los medios de recomendaciones que animan a apuntar una nueva dirección en una lista inabarcable de lugares que visitar a la menor oportunidad. Hay que tener criterio, insistimos, para saber qué rincones justifican que nos desplacemos para conocerlos e invertir nuestro dinero en ellos. El tiempo es oro y no hay minutos que perder. En Rolenka, el restaurante del que hoy vamos a hablarte, no te sentirás en el sitio equivocado.
En el número 30 de la legendaria calle Mayor se
encuentra un local con capacidad para 100 comensales, decorado con sumo gusto
por el estudio de interiorismo Proyecto Singular. Para entender su historia hay
que volver la vista a la primera vez que la chef ucraniana Olena Ros visitó
España, enamorándose de nuestra gastronomía. Con la experiencia a su espalda en restaurantes de éxito en Kiev, Moscu y Odessa, y tras estudiar un curso de
gastronomía española en el prestigioso instituto francés Le Cordon Bleu, inauguró
este mismo año un espacio que refleja su amor por el producto nacional.
Dejando a un lado las modas, en Rolenka se apuesta por los
bocados honestos, sabrosos y de buen tamaño, así como por una carta líquida en
la que abundan las denominaciones de origen servidas por copas y los
cócteles de autor elaborados por el bartender
Claudio Cracco con recetas propias entre las que sobresale una versión del
mojito llamada Moji-Té o el Taste of Cinema, con palomitas y Coca-Cola. Porque
aquí se come pero también se bebe, ya sea al salir del trabajo o después de la cena. Su
horario continuo de 11.30 h. a 02.00 h. (lunes cerrado) lo permite.
Sin duda, el producto de temporada es la base del lugar, algo
que Ros heredó de una familia en la que las recetas pasaban de generación en
generación y el cultivo de verduras, patata y arroz era habitual. Con un
atractivo menú del día por 14,50 euros (que permite elegir entre tres
entrantes, principales y postres) y menús especiales de 25 y 35 euros, el
precio medio se sitúa en los 30 euros si se navega por una
carta en la que se recomiendan manjares como las croquetas de carabinero, la
carrillera de ternera con polenta cremosa y salsa de trufa negra o la dorada
fresca crujiente con tiernas verduras de temporada. Si reservas por El Tenedor
podrás disfrutar de un descuento del 30% en las primeras horas de comida y cena.

No tendrán problema a la hora de disfrutar de sus platos ni los celiacos ni los veganos, con una carta en la que se
indica claramente qué opciones pueden degustar de acuerdo a sus posibilidades.
La ensalada de la casa con queso de cabra, tomates cherry, remolacha, piñones y
fruta refresca contenta a los que quieran mantener la forma, alejándoles también de las altas temperaturas.
Se nota que se evita enmascarar el producto y que se trabaja
con proveedores de calidad al paladear pastas como el gustosísimo risotto con
setas de temporada o la contundente hamburguesa de ternera trufada con huevo
que llega a la mesa acompañada por una ración de patatas fritas caseras. Los
que tengan buen saque podrán elegir entre postres artesanales como la tarta
tatín de manzana y helado de vainilla o el fondant de chocolate con helado y coulis de frambuesa.
La esencia y las virtudes de la cocina mediterránea se reúnen
en un rincón donde se trabaja el alimento con cariño, se atiende al comensal con
gusto y se cuidan los detalles a partir de una decoración funcional, elegante
en su diseño y precisa en la combinación de tonos y materiales. Una comida de
negocios, una reunión de amigos o una cita especial brillarán en un local cuya
dirección te recomendamos llevar apuntada en el teléfono. No fallarás.
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