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miércoles, 31 de octubre de 2018

La música y su poder subversivo

EXTRA!
Exposición 'El pintor de canciones'

La exposición 'El pintor de canciones', que puede verse en el Teatro Fernán Gómez de la capital hasta el próximo 11 de noviembre, expone la relación entre canto, cultura popular, arte y política durante los tiempos del franquismo, indagando en cómo la música ha sido el reflejo de la evolución de la sociedad y una herramienta de protesta y militancia, a la par que el foco de atención para las autoridades censoras.

Comisariada por Javier Panera, la cita recoge materiales fechados desde 1948 a 1978, mostrando no sólo la evolución de las artes en España, sino también de las costumbres, gustos y aspiraciones. Este progreso no siempre ha sido lineal. Una muestra de ello es la primera parte del recorrido, que bajo el título 'Una oda a Louis Armstrong y un blues para Joán Miró. Vanguardia artística y jazz durante el franquismo y la guerra fría' deja constancia de un pasado y un interés por el jazz que no se ha vuelto a recuperar. Vilipendiado ya en una época en la que el bando republicano la veía como una música burguesa y los golpistas la menospreciaban por ser primitiva y de negros, el inicio del paseo expositivo atestigua con todo tipo de materiales (carteles, discos, recortes de prensa, vídeos…) la reactivación del Hot Club en Barcelona, los artistas internacionales que por allí pasaron y el fervor que el género despertaba en muchos intelectuales.

La siguiente sección es 'Canciones para después de una guerra', que contrapone la música tradicional popular promocionada por el régimen dictatorial con posibles significados contrarios a la propaganda estatal. Aquí se puede ver la película de Basilio Martín Patino con el mismo nombre y objetivo, o los cómics de Nazario que resemantizaban coplas como 'Tatuaje' y 'Ojos verdes'.

Exposiciones en el Teatro Fernán Gómez

Le siguen 'En plena calle y a sólo cien metros de la Cibeles. Las matinales del Price', sobre los festivales de música moderna que se celebraron en el año 1964, suponiendo una de las primeras experiencias artísticas colectivas en Madrid; 'Cuando España hizo ¡Pop!', con un recorrido sobre la influencia de la cultura pop en el resto de artes; 'El pop en el campo de batalla. Arte y canción como formas de resistencia', que indaga en cómo de manera sutil algunas manifestaciones de la cultura de masas aparentemente inocentes iban inoculando ciertas ideas, mensajes o artistas perseguidos por la dictadura, y 'Esta guitarra es una máquina de matar fascistas. Violencia política y activismo artístico', una de las partes más interesantes, con muestras sobre el trabajo de aquellos que se atrevieron a alzar la voz en contra del franquismo.

Tienen su propio apartado los cantautores que, pese a su popularidad, sufrieron muchos problemas con la censura al asumir un papel de portavoces políticos y que muchas veces se asociaron con otros artistas más tolerados, como pintores abstractos e informalistas, que les apoyaban de algún modo con su propio arte. El cierre de la exposición está dedicado a la cultura underground, del rock andaluz a las experimentaciones poéticas de los 60 y los 70.

Un recorrido nutrido de material sobre el que reflexionar, que sirve como potente entretenimiento. Sorprende la ausencia de mujeres cuando los temas que se tocan son variados y en todos ellos existen testimonios femeninos que ofrecerían un prisma más completo sobre el momento. Al menos reflejar esta ausencia serviría como análisis sobre un sector, el de las artes, que las sigue ninguneando. Las letras y sus autores siguen perseguidos, las mujeres silenciadas y los ataques a los poderosos censurados. ¡Qué poco hemos cambiado!


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