EXTRA!

A todos se nos viene la misma imagen a la cabeza cuando pensamos en Fontaneda. Esa galleta María, mojada en un buen tazón de leche caliente, que quita cualquier pena, ya sea que se nos truncase un ligue del colegio, que las ojeras tras la fiesta de anoche en un bar de mala muerte nos hagan parecer un oso panda o que ese trabajo no fuera tan estupendo como pensábamos. Son las cosas de la vida, son las cosas del querer, no tienen fin ni principio, ni tien cómo ni por qué, que dirían Ángela Molina y Manuel Bandera.
Lo que no saben algunos es que la
misma familia que nos acompañó con sus productos durante momentos como esos
lidera el Grupo Bar Galleta, con algunos de los locales más queridos de la
ciudad, como Bar Galleta y El Perro y La Galleta. El pasado verano, en el
barrio de Salamanca, abría sus puertas Casa Galleta, un rincón de comidas
tradicionales con el sello Fontaneda que tuvimos el placer de conocer.
En una apuesta por la cocina
tradicional y de mercado, el grupo hostelero inauguraba el pasado verano el que se convierte en su quinta base, en el número 12 de la calle Castelló, donde los afortunados que cruzan
sus puertas se encuentran con un precioso espacio repleto de maderas gastadas,
retratos realistas, bodegones, botellas de vino y gramófonos antiguos que nos
retrotraen a los inicios de la gastronomía española, cuando surgen las casa de
comidas que fueron el origen de los restaurantes de hoy en día.
El empresario madrileño Carlos Moreno Fontaneda presenta una propuesta que combina exquisiteces clásicas del
Bar Galleta, como las riquísimas berenjenas rebozadas en galleta con pomodoro y
parmesano, con recetas nuevas como la tortilla de patata o la morcilla con
crema de queso de cabra. Los platos de temporada son una de las máximas del
negocio, que apuesta por ofrecer medias raciones para aquellos que gusten del
picoteo.

Entre sus 19 apetecibles
entrantes sobresalen opciones como las crujientes flautas de pollo rebozadas en
galleta y sésamo, con dip de hierbabuena, comino y tzatziki, o las croquetas de
cocido, que añadiríamos desde ya a toda ruta croquetera que se precie. Detalles como el aperitivo con tres
salsas, que llega a la mesa con la cesta de pan, o las servilletas de tela,
hacen sentir al comensal en un espacio de lujo, con un precio medio de 30 euros
por cabeza.
Ya entrados en materia, hay que decantarse entre las pastas y arroces, las carnes y los pescados. Tan bueno
sale de cocina el tradicional risotto de boletus como las kokotxas de bacalao
al pil pil o el tataki de lomo de vaca con chimichurri y puré de patatas
trufados. Las opciones son variadas y será difícil no encontrar un plato en la carta que nos haga salivar. En cuanto a los postres caseros del local, con las
galletas siempre presentes, nosotros te animaríamos a decantarte por
la tarta de mamá de galleta y chocolate, un clásico del grupo que nunca falla.
Preguntar por su carta líquida es
una buena opción, con una selección de vinos bien estudiada que degustar en una
cena romántica o una reunión de grupo fácil de organizar gracias a la
posibilidad de reserva de mesas. Con un horario de domingos a jueves de 13.00 a
01.00 h., abriendo hasta las 02.00 h. los viernes y sábados, Casa Galleta se
convierte en una forma de recordar esas comidas con nuestros abuelos en las
casas de pueblo, entre platos de cerámica, grandes ventanales y cuchicheos
sobre vecinos que con el tiempo se recuerdan como caricias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario