EXTRA!

Siempre es toda una experiencia poder visualizar una obra del popular director y guionista griego Yorgos Lanthimos. Nunca se sabe qué es lo que va a ocurrir en sus narrativas, que siempre disfrutan de gran originalidad y frescura en tiempos en los que el remake hollywoodiense y el cine de superhéroes dominan por completo la cartelera. Por eso mismo, recibir una más de sus creaciones es siempre motivo de celebración. 'La favorita', el último regalo que el cineasta ofrece al público llega a las salas españolas este viernes 18 de enero respaldada por decenas de premios, entre los que cabe citar un Globo de Oro y varios galardones otorgados por el Festival de Gijón y el de Venecia.
La
crítica estadounidense y británica quedó totalmente absorta por una trama que
resume las grandes obsesiones del autor. Desde el control y la manipulación de 'Canino' al amor mercantil de 'Langosta', construyen una historia situada en la
Inglaterra de principios del siglo XVIII. La reina Anne (Olivia Colman) se ve
incapacitada para gobernar el país, por lo que Lady Sarah Churchill (Rachel
Weisz) ocupa su lugar. El binomio comienza a venirse abajo con la llegada de
Abigail Masham (Emma Stone), hija de un aristócrata venida a menos y vendida
por su propio padre. A pesar de partir de cero en
la férrea estructura palaciega, escala hasta conquistar el
favor de la reina, mientras Lady Sarah se inmiscuye en la agitada política
inglesa. Poco a poco, la frescura y juventud de Abigail comienza a ensombrecer
el poder que ejerce Lady Sarah sobre la monarca.
Estamos ante un
drama de época que, desarrollado a fuego lento durante las dos horas de
metraje, desgrana la psicología de los personajes entre astutos diálogos,
palabras punzantes, silencios abruptos, miradas lascivas, actos seductores y
juegos manipuladores. El explosivo triángulo queda atrapado en la intimidad de unos grandes aposentos, tomando distancia de
su contexto, de las responsabilidades de la corona y de la nobleza que deambula
entre los muros de un palacio en penumbra. Sin embargo, pese al encanto que
rezuma su trama, Lanthimos no hace uso de aquellos detalles que le distanciaban
de otros cineastas contemporáneos, esos elementos sorpresivos que desfiguraban
las ideas preconcebidas de un espectador perplejo.
Pura
estrategia y conspiración entre la encarnizada lucha de los personajes representados
por Weisz y Stone. La magnífica labor de ambas actrices se fundamenta en una
cruel disputa por el favor de la reina, que proporciona poderosas ventajas
debido a su inestable salud. Describir sus actuaciones como portentosas sería
quedarse a medio camino para definir un trabajo tan complejo. Precisamente en ellas reside el peso de un drama en el que lentamente
se despojan de sus modales para descubrir cada vez más los
defectos que constituyen su lado más siniestro. El director examina el
comportamiento humano desde el instinto y la bajeza, sumergiéndolo en una
espiral destructiva alimentada de ira y venganza bajo un apretado corset que impide su exteriorización más allá de un claustrofóbico triángulo.
Por
su parte, el papel de una inolvidable Colman, inspirado en la reina Ana Estuardo, se distancia de la mirada retorcida para buscar la amistad y el
consuelo romántico. Débil, caprichosa, voluble, insegura, frívola, pero al fin
y al cabo una mujer que, hasta entonces, había perdido a 17 hijos y que se aferra
al dolor. Cree ser el agente de la manipulación cuando, en
realidad, se trata del objeto y, en esa obcecación por sentirse querida, se
despoja de las responsabilidades de su cargo para verse arrastrada por las
emociones de su enfermedad física y los lastres de una depresión en plena
desorientación vital.
En esta ocasión, Lanthimos se desprende de su fiel director de fotografía, Thimios Bakatakis, para dar espacio al cineasta irlandés Robbie Ryan ('Yo, Daniel
Blake', 'Slow West'), encargado de colmar de sobrios
detalles una puesta en escena clásica de elegantes líneas entre grandes
tapices, sillas con patas cabriolé, luces tenues y tonos oscurecidos en
contraste con la luminosidad de los impolutos blancos de la primera reina
británica y sus damas. Todo ello captado a través de objetivos ojo de pez y
grandes angulares que arriesgan en un subgénero normalmente más tradicional.
'La
favorita' resulta más asequible de lo acostumbrado en la filmografía de un autor
que nunca deja indiferente. Más ostentosa en su puesta en escena que
en su narrativa, dibuja y desdibuja dentro de su linealidad,
distanciándose de cualquier posible encasillamiento y demostrando que
su talento nunca se ata a directrices. En su imparable camino de exhibición
internacional, la cinta sigue viéndose rociada de galardones para confirmar una lección
a sus seguidores: nunca se sabe qué esperar del cine de Lanthimos.
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