¿Crees que es imposible realizar
un viaje por los sabores del mundo sin moverte del sitio? Pues si piensas así
es porque hace tiempo que no paseas por Chamberí, donde todo el mundo habla de
un nuevo vecino llamado El Jefe Traveling Food que está revolucionando la zona
con su mezcla internacional-callejera, sin dejar de lado los
platos tradicionales de la cocina española. Por no faltar no les falta ni un food truck en la entrada
que define mejor que bien un concepto rompedor a la par que delicioso.
Cuesta sorprender al comensal de
una ciudad como Madrid, en la que prácticamente cada día abren sus puertas
nuevos negocios que prometen convertirse en el lugar favorito de foodies y
turistas. Sin embargo, hay ocasiones en las que más allá de la sorpresa de los
primeros días y de lo bien que sientan los selfies en los sitios que tus amigos
aún no conocen, uno descubre locales que sabe que llegan para quedarse, porque
tienen más vocación que envoltorio y un gran equipo pedaleando con fuerza.
'Viajamos para cocinar y
cocinamos para que tú viajes' es el lema de El Jefe, un restaurante situado en
el número 103 de la calle Alonso Cano en el que los hermanos Alberto y José
Ramón de Dompablo despliegan su pasión por descubrir a los comensales su visión
de la gastronomía con cariño y toques personales que conquistan. Abulenses y
adictos a los viajes, llevan más de 15 años vinculados a la hostelería,
instalándose en la capital para dejar claro que la cocina callejera también es
sinónimo de calidad, sin olvidarse de su querida ternera ecológica de Ávila,
que se suma a los platos tradicionales que preparan.
El local se divide en una zona de
barra con mesas altas en las que es posible tomar unas cañas para entrar en
materia, tras la que se sitúa una cocina a la vista del comensal que da paso a
una preciosa sala con grandes cristaleras en la que las plantas y la madera se
convierten en protagonistas de un espacio en el que es fácil sentirse como en
casa.
Una de las principales bazas de
El Jefe es que cada tres meses se irán introduciendo diferentes platos,
enfocándose en un país concreto, primando en nuestra visita los sabores mexicanos
en una carta en la que el taco kahlo (carne de morcillo estofado en su jugo con
crema agria y pico de gallo), la quesadilla o el delicioso guacamole machacado
a mano con totopos y pico de gallo eran acierto seguro. En estos momentos,
bocados estadounidenses como la Lincoln Hawk Burger o el costillar Jack Daniel’s
BBQ Style acompañado con aros de cebolla prometen llenar la barriga de los
más carnívoros.
En cuanto a su lado más
callejero, el wok de verduras y setas con aguja de duroc, tallarines y fondo
casero es toda una delicia, compitiendo con la salchicha ahumada sobre ternera
avileña con mix de quesos y pepinillo agridulce (hot dog truck se llama el
invento) y un rulo consistente en una torta de trigo rellena de secreto
ibérico, pimientos asados, salsa chili, césar y gouda.

Es inevitable que al comensal se
le vayan los ojos a recetas tradicionales como la tortilla 'La Jefa', riquísima
y muy recomendable para compartir. El lema que la acompaña en la carta ('después
de la de tu madre, la mejor') no es falso. Las croquetas tigre, los callos, las
almejas, los mejillones o la sepia son otras opciones para abrir boca con los platos de siempre. Ojo, de igual modo, a sus tres ensaladas, con una de
burrata con crema agria de albahaca y AOVE que hará salivar a todos los
presentes.
Y hay que hablar – sí o sí – del producto estrella de El Jefe, la carne ecológica que traen
desde Ávila, con un chuletón que se sirve a partir del kilo trescientos, así
como un entrecot acompañado con rúcula y un cochinillo lechal
confitado a baja temperatura y terminado al pase en cochifrito. Los que
prefieran los sabores del mar podrán elegir entre el salmón al punto y la
ventresca de atún rojo.
¿Y qué sería de una buena comida
sin un final dulce? Aunque todas las opciones que ofrecen suenen a gloria, hay
una de ellas que nos fascinó y merecería por sí misma la visita a un local que ofrece un
menú del día a 15 euros: la brutal torrija de brioche elaborada con crema
pastelera casera caramelizada y acompañada por una bola de helado de vainilla
bourbon de Madagascar. ¡Para morirse! Dicen que el ticket medio está en torno a
los 30 euros por persona y abren todos los días de 12.00 a 01.00 h., para que no
tengas excusa y les visites cuando mejor te venga. Ya te adelantamos que es una inversión segura.
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