
Hay lugares en los que uno sabe que ha acertado según cruza la puerta. El ambiente y las sonrisas de las personas que allí se encuentran sirven para comprender que todo va a ir bien, incluso antes de consultar la carta. Esa sensación es la que tuvimos cuando acudimos a Santita, el restaurante mexicano que abrió a principios de 2019 en el número 74 de la famosa calle Fuencarral. Situado en una zona por la que cada día pasan miles de personas, su decoración es una buena baza para que muchos se paren a descubrir un local que hará pasar buenos ratos a aquellos que apuesten por su propuesta.
La elegante decoración orgánica, con materiales naturales como
la terracota, trata de evocar el espíritu de los lugares más autóctonos de
México, a cargo del estudio de interiorismo Madrid in Love,
liderado por Juan Luis Medina, gracias al que se ha conseguido un precioso espacio en el que una buena selección musical complementa una experiencia
protagonizada por la cocina al carbón, firme apuesta de la chef Andrea Eloisa
García para conquistar al público madrileño con un restaurante que forma parte
del grupo gastronómico All 4 Food (Ôven, SteakBurger…)
Si bien es cierto que la oferta de locales mexicanos es
abundante en la capital, en Santita juegan en otra liga al ofrecer un concepto
innovador centrado en la cocina mexicana tradicional con una interpretación propia diseñada para compartir. Los productos de primera calidad se
reconocen en platos típicos como los guacamoles o los tacos, que dejan
paso a otras recetas que provienen de los pueblos más pequeños y de las
comunidades indígenas del país, donde el humo se convirtió en su ingrediente
principal.
Volviendo a los guacamoles, hay que resaltar que se elaboran
diariamente en tres versiones (tradicional, costero y ranchero), con una
frescura y un sabor casero que agradece el paladar, convirtiéndose en una buena
apertura de la velada. Las denominadas botanas, entre las que
destaca una exquisita cazuela de queso Arzúa-Ulloa fundido al carbón con hongos,
flor de calabaza y chile poblano (servida con tortillas de trigo), sirven para
abrir el apetito, antes de dejarse llevar por tacos como el de solomillo, el
puerto pendejo (con chipirones y velo ibérico a la brasa) o el recomendado (y
crujiente) Rosarito, que se elabora con gambón capeado con queso, mayonesa
chipotle y lombarda encurtida.

Si se acude con ganas de compartir, el pollo zarandeado es
uno de los platos más solicitado, mientras que
el machete del Matarife es, sin duda, el plato emblemático del local, constituido por una costilla de ternera adobada cocinada al horno que se culmina
en el carbón con salsa ahumada. Sobra decir que todos los platos deberían
acompañarse por una michelada, un tequila o algún mezcal para que la experiencia Santita
se viva al 100%. La coctelería del premiado barman
Mario Villalón no decepciona, si se prefiere optar por alguna de sus ricas mezclas.
¡Y aún queda el postre! Nosotros recomendamos con vehemencia
la tarta cremosa de queso con compota de fruta de temporada, muy sabrosa y
perfecta para culminar la velada con un toque dulce en el paladar. La mousse de
mango fresco y crujiente de coco es otra opción, aunque aquí estaremos más
cerca del empalago. Ojo, igualmente a las crepas de
cajeta artesanal, que se elaboran con leche de cabra y vainilla natural, y al
pastel de chocolate con caramelo salado.
Santita apuesta por presentar su interpretación de la
cocina mexicana, con ingredientes de todo el mundo y una materia prima envidiable. Su ticket medio de 25 euros se reduce a los 14,90 euros si se opta por
su reciente menú del día, que incluye dos platos, bebida y postre o café. Abre de domingos a miércoles de 13.00 a 00.30 h.; jueves hasta la 01.00
h., y viernes y sábados hasta la 01.30 h., y se sumará pronto al servicio de
Deliveroo para que también puedas disfrutar de sus sabores en tu domicilio. A nosotros nos ha enamorado, convirtiéndose en una apuesta segura
cuando nos entre el hambre y estemos por la zona... o cerca del Círculo de Bellas Artes, ya que pronto abrirán en la calle de la Virgen de los Peligros un segundo local. ¡Que viva México!
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