EXTRA!

'Me niego a producirlo
si la protagoniza Delphine'. Tan tajantes sonaron las palabras del ubicuo productor
francés Toscan du Plantier y tan misógina era la industria cinematográfica que,
en efecto, la actriz Delphine Seyrig fue privada del personaje que en aquella
ocasión habían creado para ella. Tiempo atrás, junto a Carole Roussopoulos y
otras compañeras aficionadas a la realización de vídeos, prendieron la mecha de
la insumisión para criticar al patriarcado a través de ingeniosísimas
intervenciones artísticas y mediante todo el espacio público que las dejaron pisar. Era
incómodo escuchar a una mujer que no quisiera complacer en la Francia de los
años 70.
'Delphine y Carole' (2019), el documental dirigido por la escritora y directora Callisto McNulty, pone el broche de oro al trabajo audiovisual iniciado por la propia Roussopoulos
pocos meses antes de morir, donde pretendía homenajear a su amiga y camarada
Seyrig. La debutante McNulty, que presentó el largometraje en los pasados
festivales de Berlín y San Sebastián, recoge el suculento material grabado por
colectivos como 'Les insoumuses', integrados por las dos creadoras y amigas, y
lo alterna con entrevistas de televisión, tertulias y fotogramas para sacar
brillo a un tesoro desconocido entre el gran público.
La plataforma digital
de cine Filmin ofrece en primicia este documento sociológico que nos relata los
devenires del progreso feminista en la vecina Francia a través de sus
protagonistas. Seyrig y Roussopoulos desarrollaron sus inquietudes artísticas y
políticas en diversas asociaciones de mujeres que, hartas de verse reflejadas
de la manera en que los hombres querían, aprovecharon la oportunidad que les
ofrecían las nuevas tecnologías para mostrarse como ellas se sabían. Y es que
no hay que subestimar el poder de las primeras videocámaras portátiles.

De esta forma fueron capaces
de alumbrar una serie de sagaces piezas audiovisuales atravesadas por el humor
y la belleza donde se da cuenta de ciertas cuestiones que hoy en día siguen
siendo un tormento para los sectores más reaccionarios de la sociedad. La
invisibilidad de los trabajos domésticos, el derecho al aborto, la prostitución
o el angosto papel de la mujer en el cine son algunos de ellos. De su activismo
se hace eco también la exposición 'Musas insumisas' en el Museo Reina Sofía.
En uno de estos
documentales, 'Sois belle et tais-toi' (1976), Seyrig y Roussopoulos se enrolaron
en un enriquecedor road trip por los Estados Unidos con el objetivo de
entrevistar a tantas actrices dispuestas a relatar las injusticias del gigante
del cine como fuera posible. Es conmovedor escuchar a la icónica Jane Fonda
describir cómo los empleados de Warner Bros. la animaron a que se fracturase la
mandíbula para destacar más sus pómulos.
Un año antes, en París,
dieron voz a un grupo de prostitutas llegadas de Lyon con motivo de una reunión
del colectivo conocida como 'estados generales de la prostitución'. Para
denunciar públicamente su situación, las trabajadoras sexuales se encerraron en
la iglesia de Saint-Nizier y, desde allí, Seyrig y Roussopoulos las
convencieron para hablar ante la cámara. Así surgieron una serie de entrevistas
conocidas como 'Les prostituées de Lyon parlent' (1975), que hubieran tenido
una repercusión menor de no ser por la aguda idea de colocar televisores fuera
del sacro recinto para que los viandantes se pararan a verlas y escucharlas: 'había accidentes porque los coches frenaban', relata Roussopoulos.

Por otro lado y gracias a su condición de actriz, Seyrig supo aprovechar el foco mediático de la
televisión convencional para defender la necesidad de
que la sociedad cambiara para incluir con equidad a las mujeres. En las
entrevistas concedidas descubrimos a una Delphine segura,
irremediablemente espontánea, respetuosa con sus entrevistadores pero
irreverente contra el poder establecido, clarividente en su plática y, sobre
todo, sin pedir perdón por reclamar justicia.
'No se nos da nuestra
autonomía, la autonomía sobre nuestro cuerpo', dijo Seyrig en una tertulia
televisiva sobre el aborto. Mientras que ella representaba el polo más expuesto
y efervescente, Roussopoulos aguardaba tras la cámara antes de dejarse
contagiar por la energía desbordante de su partenaire: 'Delphine siempre
tenía ideas para acciones. Eso lo hecho mucho de menos desde que ya no está. Su
lado desinhibido, rápido', afirmó con nostalgia Roussopoulos.
Ágil y reveladora, 'Delphine y Carole' es una cinta imprescindible para colocar una pieza más en el
puzle de la lucha feminista del siglo XX. Decenas de mujeres que, sin
perder de vista el sacrificio de sus predecesoras - quienes se jugaron la vida
para avanzar hacia la igualdad - aprovecharon y crearon nuevas oportunidades
para la justicia social desde el pacifismo y el arte. Que no caigan en el
olvido.
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