EXTRA!

¿Quién
no tiene a estas alturas un restaurante italiano favorito en la ciudad? Nosotros
atesorábamos una pequeña lista de locales que os hemos recomendado en los últimos
tiempos, pero en cuanto cruzamos las puertas de Lettera Trattoria Moderna,
en la Calle Reina 20, supimos que habíamos llegado a casa y que aquel sería un lugar en el que celebraríamos momentos especiales, al que acudiríamos con personas queridas y donde, sobre todo, nos sentiríamos bien.
Abierto
a finales del año 2019, muy cerca de la Cibeles y del Edificio Metrópolis, se encuentra un restaurante que nació con el
objetivo de presentar la esencia de las trattorias
italianas auténticas con el producto nacional en el centro de un proyecto
que presume de trabajar con ingredientes traídos directamente de Italia.
Lo
primero que llama la atención en su interior es el trabajo realizado por el
estudio de la joven diseñadora María Villalón, con elementos
naturales que se alternan con componentes vanguardistas en un espacio limpio,
original e internacional al estilo de los nuevos establecimientos del norte de
Europa. Entrar en Lettera Trattoria
Moderna es sentirse en la campagna
italiana, entre árboles, casas de campo y viñedos iluminados por la luz del
sol. A pocos metros de la Gran Vía, lejos queda el ruido y la ansiedad del día
a día.
Mucho tiene que ver en esto el joven chef italiano Francesco Ingargiola, nacido y criado en Mazara del Vallo, un pequeño pueblo al sur de Sicilia. Enamorado de la cocina desde que se ponía el delantal en su casa familiar, su experiencia en locales como Bosco de Lobos y La Porcinería le han servido para crear su propio sello, en el que el amor por los productos de temporada, los aromas y los sabores son pilares fundamentales.

Con el objetivo de ofrecer una cocina que respete la tradición italiana y que al mismo tiempo sea actual, Ingargiola sugiere platos tan celebrados entre los comensales como la pasta alla carbonara y los espaguetis frescos mantecados en rueda de parmigiano, un espectáculo que muchos clientes fotografían y que se termina delante de las propias mesas en una rueda con 45 kilos de queso que sirve para generar unos 220 platos y que se cambia cada 15 días.
Teniendo como referencia restaurantes como el milanés Trippa Trattoria o el londinense Bancone Pasta, se deja de lado la pretenciosidad para ofrecer platos auténticos, simples, naturales y limpios entre los que la casa recomienda recetas como la tartare trufada o los raviolis rellenos de pato y pera en salsa de vino blanco. Tampoco faltan las pizzas, con una selección de seis tipos entre la que destaca la de trufa.
En nuestra visita tuvimos el placer de probar una sabrosísima ensalada Caprese de hojas verdes con tomate asado, fresquísima burrata ahumada y almendras tostadas. Detalles como que la propia cesta de pan y sus focaccias estén especialmente seleccionadas (productos de John Torres) por el chef o que el aceite que se proporciona a los comensales sea un codiciado Primer Día de Cosecha de Castillo de Canena ya subrayan la pasión por ofrecer una experiencia gastronómica sin igual a la clientela.

Nosotros no pudimos resistirnos al plato estrella ya mencionado, los espaguetis
frescos al parmesano, un plato contundente, muy rico y de sabor intenso que incluso recomendamos para compartir con un acompañante. Los
calamares rellenos con verduras asadas nos permitieron ir un poco más allá de
la pasta, aunque puestos a elegir y, a pesar de su calidad, en futuras visitas
nos decantaríamos por otros platos de pasta, algunos de sus risottos o la cotoletta de ternera blanca alla milanese de Carré.
El
periodista Juancho Asenjo, por su
parte, se encarga de una carta líquida compuesta por 41 referencias italianas y
españolas bien organizadas en función de su procedencia y estilo. El comensal
puede optar por un formato de copas (en una selección) o botella y optar por dos grandes referencias como Barolo
Serralunga (2015) o Brunello Di
Montalcino (2014) a un precio ajustado.
Ya
en los postres, el tiramisú clásico es una tradición, aunque en nuestro caso apostásemos por su Tarta de Agustina con ricota fresca
de oveja y crumble de almendra
siciliana. Todo un acierto con el que cerrar la velada en un templo dedicado a la gastronomía del país de la bota, con un ticket medio de 35 euros y un horario de miércoles a domingos de
13.00 a 16.00 h. y de 19.45 a 23.00 h. Nuestro consejo es que reserves y que pienses
muy bien a quién llevarte de acompañante, porque nadie olvida la primera vez
que come aquí... ¡Te lo decimos por experiencia!
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